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martes, 10 de julio de 2012

Trance Holic-Ep.1





-¿Te has enterado ya? Hay un fantasma merodeando por la zona, ¿lo sabías?

-Si, dicen que con sólo mirarlo te hipnotiza y después te lleva al infierno con él, qué miedo.

-Sí, da mucho miedo.

-Los fantasmas no existen, sólo son cuentos.

-A veces los cuentos se cumplen... 

Paradox sin=Ghost

Un claro sonido del andar de unos tacones soberbios podía escucharse desde cualquier parte del lugar, era un espacio enorme y vacío, el suelo era de piedra color magenta y negro, como un gran tablero de ajedrez, y las paredes ni siquiera llegaban a verse. Era tan inmenso que la negrura del infinito se convertía en la propia valla del espacio. Todo estaba lleno de enormes pilares negros, algunos semiderruídos y otros agrietados, ninguno se había librado al castigo impuesto por la carga que debían soportar. El rintintín constante cesó al encontrarse su dueño con lo que buscaba: una serie de sillones negros, vacíos, se encontraban rodeando una enorme mesa de cristal con un candelabro de velas blancas en el centro. Se sentó en la cabecera y deslizó una fina mano cubierta por un guante de seda negro por la superficie lisa, acariciándola como si se tratase de un tesoro,delicado y frágil.

-Ese es el sitio de nuestro señor, Dama negra.

-Nuestro señor ya no está, Dama verde, no creo que se moleste.-le contestó con una sonrisa juguetona en los labios la nombrada.

Una mujer de cabello ondulado de color rosado adornado con un gran lazo de color verde oscuro y con pequeñas perlas colgando de él se encontraba ahora a su lado. Llevaba los ojos cubiertos por un antifaz del mismo color y su vestido sin mangas era blanco con detalles en verde, sus manos envueltas en guantes de encaje blanco descansaban ahora sobre sus piernas. Volteó la cabeza hacia su interlocutora, la Dama negra. Tal y como decía su nombre decía, todo en ella era de ese color: su largo cabello liso, su vestido casi como el de una muñeca, su antifaz... Lo único que se salvaba era su piel de porcelana.

-No te acostumbres, no durará mucho.

-Lo sé. Debe ser así, el equilibrio empieza a ceder y el tiempo no corre precisamente a nuestro favor.

-¿Por qué no buscamos a otro Dios?-saltó de pronto una voz nueva, esta vez más aguda e infantil.

En frente de la Dama verde apareció una chica, pequeñita y menuda, de largo cabello rubio hasta los hombros con una diadema blanca y negra y vestida de amarillo, negro y blanco. Llevaba consigo un peluche negro con dos botones a modo de ojos, uno era verde y el otro rojo y lo movía como si realmente estuviese vivo. A diferencia de los demás, su rostro iba cubierto con la mitad de una máscara de gato negro con ojos dorados.

-Eso llevaría demasiado tiempo, Dama amarilla.-le contestó la morena.- Necesitamos algo que se ajuste a la situación.

-Necesitamos una distracción para conseguir una ventaja sobre el enemigo, está claro que esto es el plan de alguien y que la desaparición de nuestro señor es sólo un mero aviso de lo que viene.-Opinó una cuarta voz más, proveniente del sillón de al lado de la de pelo rosado.

Era una chica menuda, no tan alta como la de verde pero sí mucho más que la Dama amarilla.Su cabello era castaño oscuro, tan largo que casi podía llegar a los pies, sus ojos estaban cubiertos por unas cintas rojas y su vestido rojo era de un estilo japonés con encajes y volantes negros. La Dama negra rió ante sus palabras, pobre chica, ni cuenta se había dado que eso resultaba demasiado obvio.

-Podríamos utilizar a esos fragmentos descarriados... Pobrecillos, luchando por su mero existir.

-Sí, podría funcionar.-Asintió la rubia.-Mientras ellos se encargan de los errores, nosotras buscaremos al culpable de todo esto para traer a nuestro señor de vuelta. ¡Como premio les podríamos dar más de lo que tanto ansían! ¡Jajaja!

-Eso es demasiado cruel, no puedo aceptarlo.-Se negó en rotundo la castaña.-¿No veis que estais jugando con los inocentes?

-No nos queda otra opción, lamentablemente tenemos que caer bajo... Tan bajo que podremos tocar la Tierra que aprisiona a nuestro Dios.-Se lamentó la de pelo rosa.

-Entonces que no se hable más, ellos serán nuestras piezas en este juego contrarreloj.

Todas se quedaron en silencio. La Dama negra se giró para ver el sillón junto al de la Dama amarilla y frunció el ceño.

-¿Dónde está la Dama blanca?




Abrió los ojos lentamente, un dolor punzante le recorría las mejillas y el duro tacto del asfalto se mezclaba con un áspero sabor a tierra. ¿Qué acababa de pasar? Recordaba estar corriendo para escapar de alguien y luego encontrarse con un enorme vacío... ¡Es verdad! Lo habían empujado y ahora estaba... ¿Dónde estaba exactamente? Se sentó en el suelo y miró confuso a su alrededor mientras se sobaba la cabeza, sobre él se alzaban las tímidas siluetas de unos edificios de cuatro o cinco plantas, no sabía exactamente cuales, que contrastaban con las sombras del fondo de otros mayores, casi rascacielos a su parecer.

-¿Estoy... en casa?

Sintió algo húmedo contra su mano, era un gatito diminuto, blanco con unos profundos ojos azules, el que le estaba lamiendo los dedos. Le acarició la cabeza con cuidado y el pequeñajo empezó a ronronear, provocando que el chico sonriera por primera vez en mucho tiempo.

-¿Tú también estas solito, amigo?




"Se han dado una serie de misteriosas muertes en toda la ciudad, obras de un brutal asesino que no deja huella ninguna entre toda la masacre. La policía está llevando a cabo una exhaustiva investigación para encontrarle cuanto antes, pero las pistas son escasas y el tiempo se agota antes de que aparezca la siguiente víctima..."

-¿Tú quien crees que será?

-No lo sé ni me interesa, mientras no se acerque por aquí...






Una silueta caminaba despacio entre la bruma. A pesar de ser muy temprano y estar todo muy oscuro llevaba una sombrilla de estilo japonés abierta, apoyada sobre su hombro y el sonido de unas sandalias al pisar el cemento resonaba entre el silencio de una calle muerta. Llevaba un kimono que parecía pesar bastante e iba moviendo la cabeza ligeramente hacia los lados a medida que avanzaba, al poco empezó a tararear una melodía, quizás para hacer más ameno su paseo.

-Ya están aquí.-dijo de pronto, parándose en seco.

Extrañas criaturas comenzaron a surgir de las sombras, retorciéndose a medida que aparecían. No tenían una forma concreta y su cuerpo era de un líquido negro similar al petróleo, emitían un extraño gruñido acompasado por el borboteo de su cuerpo. Poco a poco fueron tomando una forma humana, aunque no dejaban de ser un montón de líquido ambulante. Uno de ellos estiró su brazo, alargándolo a tal velocidad que casi dio la impresión de que se había transformado en una bala. El miembro chocó contra el suelo, armando un gran escándalo y provocando una gran nube de polvo, incluso los coches que estaban aparcados en las cercanías temblaron hasta el punto de que su alarma anti-robo se encendió. Todo volvió a su silencio anterior... El monstruo volvió a su intento de cuerpo humano, creyendo que había matado al otro. Cuando la nube se disipó no había nada en el sitio, sólo un montón de grietas y trozos de acera descolocados. El intelecto no debía ser uno de sus puntos fuertes, al no ver nada en el hoyo se pensaron que realmente lo habían eliminado y se desvanecieron de la misma forma que habían aparecido, sin darse cuenta de que su "víctima" se encontraba en lo alto de una farola parpadeante, intentando mantener el equilibrio en silencio. Bajó con ayuda de su sombrilla abierta para mantener el equilibrio y siguió su paseo como si nada de esto hubiese ocurrido.





-No sé a qué sigo esperando, él no va a volver...

¿Por qué seguía así? El peliazul no conseguía descifrarlo, la persona por la que él aguardaba pacientemente jamás vendría. Clavó sus ojos morados en el agua del río, ese maldito y amado lugar donde lo había conocido. Se hizo un ovillo en el suelo, ocultando su cara entre las rodillas y los brazos, sentía ganas de echarse a llorar. Él no quería hacerlo por alguna extraña razón, quizá porque una parte de él no quería que alguien lo viese en ese estado. Alzó de nuevo la vista, comprobando que todo era borroso ahora. Ah, no pudo retenerlo como quería. Se secó las lágrimas con la manga de su camiseta. La brisa fría chocó directamente con su rostro haciendo contraste con el calor de sus mejillas, ese tacto de hielo dolía. Sintió un repentino olor a podredumbre, ¿qué era eso?

"Pobrecito, esperando a su dueño... Él está allí, ¿lo sabes?"

Oyó con claridad aquella voz chirriante, parecía un sonido emitido por una serpiente con cuerdas vocales de acero quebrado. Daba escalofríos, más que el aire frío de la madrugada. Los pelos de la nuca se le erizaron e instintivamente se levantó. Unos negros brazos lo rodearon fuertemente, intentó oponerse pero eso sólo hacía que se pegaran más a él. No entendía qué era lo que estaba pasando, nunca antes le había pasado algo así. Una especie de serpiente empezó a enroscarse en su cuello y acercó la cabeza lo suficientemente cerca de su rostro para mirarlo a los ojos, eran unos horribles ojos rojos demasiado humanos para aquel ser. El reptil abrió la boca mostrando sus afilados colmillo y su lengua bífida, iba a morderle. Ya no le importaba lo que le sucediese, lo había perdido todo por lo que no había necesidad de que él siguiese allí. Cerró los ojos con fuerza, con un poco de suerte sería todo muy rápido o de lo contrario agonizaría un rato y después pasaría a no sentir absolutamente nada.

Pero nada de eso sucedió. Nada en absoluto.

Escuchó cómo la serpiente chillaba al ser atravesada por la afilada cuchilla de una navaja. Cayó de rodillas al suelo sin entender aún del todo la situación, ¿qué acababa de pasar? Había sido liberado por un alma caritativa del abrazo asfixiante de una serpiente monstruosa que había aparecido de la nada. Era cierto, ¿quién habrá sido su salvador? Alzó la vista y abrió los ojos como platos al encontrarse con algo que no esperaba ver otra vez. No, no podía ser... Iba a replicar o algo semejante cuando el misterioso individuo colocó el dedo índice en sus labios y le hizo callar antes de agarrarlo y rápidamente apartarlo para esquivar el ataque de la bestia. Se había lanzado en picado contra ellos y de no ser por el otro ahora serían una parte más del césped destrozado.



-El único que puede tocar a Lunlun, soy yo. ¡Búscate a otro!

-¿¡Tsuki!?-exclamó el peliazul sin acabar de creérselo aún del todo.

-Lo siento Lun, tendremos que dejar la charla para más tarde.

El recién aparecido se acercó a él casi tan veloz como la pantera que era y le besó juntando sus manos. El peliazul no opuso resistencia pero tampoco se quedó tranquilo, no se esperaba para nada un gesto como ese en mitad de una situación como en la que estaban. Vio aparecer unos hilos rojos alrededor de las manos de ambos que no tardaron en ceñirse a ellas, Tsuki separó las suyas de las de él con gran esfuerzo hasta que los lazos rojos acabaron por enroscarse en sus manos y se fundieron con su piel. Separó los brazos y luego juntó las manos para después volverlas a separar, haciendo aparecer un extraño báculo plateado acabado en una circunferencia de la que colgaban varias anillas que no dejaban de sonar.

-C'mon baby, it's time to dance!

La serpiente emitió un bufido y se lanzó a atacar al peliblanco, que con un solo gesto de muñeca hizo sonar su báculo y provocó que le reventase la cabeza al animal. De los restos burbujeantes del extraño ser brotaron más serpientes pequeñitas que se acercaban haciendo zigzag hacia ambos. Intentó hacer lo mismo de antes pero no daba acertado y sólo causaba pequeñas explosiones en el suelo. Volvió a agitar el arma para que aquellos trozos de roca que saltaban se convirtiesen en pequeños proyectiles que atravesaron a los monstruos. Antes de que volviesen a reproducirse alzó de nuevo el báculo y lo clavó en el suelo, provocando que los cuerpos aún sin terminar de desarrollarse de estos se electrocutasen. Las serpientes empezaron a hechar humo y no tardaron en deshacerse como si fueran agua evaporándose. Soltó el bastón metálico, provocando que se diluyese en el aire, y se acercó a Lunrey, el chico de pelo azul que lo miraba con profundos ojos llorosos y llenos de sorpresa. Estaba sentado en el suelo, se notaba un poco que estaba temblando y parecía mirarlo con la misma cara que tienen los niños cuando quieren que los cojas en brazos. Se arrodilló a su lado y le acarició el rostro con ternura, haciendo un intento de secarle las lágrimas.

-¿Te asustaste?

Sin darle tiempo a decir nada más el chico de ojos morados se lanzó a abrazarlo con fuerza, tirándolo al suelo inclusive.

-¿Lun...?

-Estás vivo...



El albino correspondió su abrazo y comenzó a acariciarle el pelo mientras sonreía con amargura. Había tardado demasiado en volver.

-Estabas muerto... pensé que no volverías... yo, yo...

-Lo sé, pero te prometí que siempre estaría contigo. ¿Lo recuerdas? Regresé para cuidar de tí, aquí estoy Lun, mi amado rey de la luna.

Lunrey levantó la cabeza después de haber escondido su rostro en el hombro de Tsukisoice y le miró, ambos acercaron su rostro hasta quedar a escasos centímetros de forma que cada uno pudiera sentir el aliento del otro como si fuera el suyo propio. Unieron sus labios en un beso suave, cálido y frío a la vez, que duró un par de minutos. El de pelo blanco se quedó recostado otra vez en el suelo, mirando desde lo bajo el rostro sonrojado del otro, sintiendo cada vez más ganas de pegarlo a su pecho, de acariciar su piel y su cabello, de besarlo, abrazarlo, consolarlo, susurrarle al oído que todo estaba bien y que le amaba. Tantas cosas quería hacer y no sabía por cual empezar. Alzó la mano hasta llegar a su rostro, deslizó las llemas de los dedos por los labios del chico y luego los condujo hasta la mejilla, ascendiendo por el contorno de la cara hasta llegar a su frente y apartarle el pelo entre caricias. El peliazul cerró los ojos y se relajó, soltando un magullado "wan" por lo bajo mientras se dejaba llevar por las caricias de Tsuki. Este llevó la mano a la parte de atrás de la cabeza de Lun para acercarlo a él y besarle de nuevo, esta vez con más intensidad que el anterior. Era un baile de lenguas que no terminó hasta que ambos necesitaban coger aire para llenar sus pulmones y volverse a lanzar otra vez hacia el otro para seguir abarcando la boca del otro. Entre beso y beso el de ojos bicolores consiguió murmurar palabras melosas que se perdieron en el aire que ambos consumían vorazmente.






Los humanos eran aburridos. Muy aburridos y traicioneros.

Es cierto, no confiaba en ellos, pero tenía motivos de sobra. A esa hora no había nadie en la calle, se estaba más tranquilo que en otra hora y se estaba fresco, a esas alturas de verano cualquier hora del día era un suplicio, a veces hasta las noches eran insoportables, pero por la madrugada siempre conseguía refrescar un poco. Por alguna extraña razón ajena a él se le dio por salir a dar una vuelta, pero claro, ¿a quién se le ocurre salir en plena madrugada a dar una vuelta porque si? Bueno, al menos es una buena forma de despejarse. Oyó una especie de golpeteo, como si fuera madera chocando contra el asfalto. ¿Qué podía ser? Un fantasma claro que no, esas cosas no existían.

-Serán imaginaciones mías... porque aquí no hay nadie, ¿no?

Miró hacia los lados, buscando alguna señal de vida ajena a él. No encontró a nadie.

-Lo que yo decía, alucinaciones. No me extrañaría que lo fueran, hasta hablo solo...

El sonido volvió a aparecer, esta vez más cercano y continuo. No tardó en vislumbrarse una figura a lo lejos que pasó corriendo a su lado, llevaba una sombrilla vieja y un kimono negro, sus sandalias debían de ser de algún material duro ya que eran la fuente que emitía aquel repiqueteo constante. Era extraño, no hacía sol ni llovia para tener una sombrilla abierta al hombro ni tampoco llevaba un calzado muy adecuado para hacer deporte, ¿estaría escapando de algo o se le olvidaría alguna cosa en su casa? No le importaba en absoluto, pero le había picado la curiosidad en el momento. Sacudió la cabeza, no tenía nada que ver con él así que no debía pensar en eso.

Siguió caminando hasta que le entró de nuevo el sueño y decidió volver, antes de entrar en casa bostezó y se rascó la cabeza. Se encontró a su hija también despierta, era una chica que aparentaba unos 19 años con el pelo largo, ligeramente ondulado, de color rubio con unos mechones negros. Estaba sentada viendo la televisión en el sofá, aún en pijama. Se acercó hasta allí y se sentó a su lado, estaba haciendo zapping para ver si daban algo bueno.

-Sólo pasan telediarios a estas horas.-le dijo él mientras le revolvía el pelo con cariño.

-Lo sé, pero me quedaba una pequeña esperanza de que hubiera algún canal que pasara algo distinto. No dejan de hablar de esos asesinatos en la ciudad, cada vez están más cerca de aquí.

-No creo que se acerquen hasta aquí, los echaría enseguida antes de que te pusieran una mano encima.

-No creo que sean personas, yo creo que es el fantasma del barrio.-le corrigió la chica con un tono misterioso muy fingido.-Dicen que viste al estilo japonés tradicional y siempre lleva sombrilla aunque no haga sol, te cautiva y te lleva consigo al final pero que si te resistes te ataca con una katana.

Esa descripción le sonaba de algo... Era aquel individuo que vio pasar corriendo a su lado hace un momento. ¿Acaso... era un fantasma? La sombrilla y el kimono concordaban pero... no parecía ser un espíritu en absoluto, además, esas cosas no existían. Se le puso la piel de gallina, aunque no creyese en esas tonterías daba un poquito de repelús.

-¡Bu!-exclamó ella para sobresaltar a su padre, provocando que diera un pequeño brinco en el sitio.-Era una broma, no te habrás asustado, ¿verdad?

-Qué me voy a asustar yo, los fantasmas no existen.




Love is not a contract to sign. 
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1 comentario:

  1. Me encanto el reencuentro de Tsuki con Lun-kun, esos dos son muy tiernos <3
    Esas damas parecen las fichas del parchís por los colores (?)
    Creo que sé quien es el individuo del kimono o tengo una teoría sobre ello, nu sé xD
    Y los dos últimos personajes no me suenan, o quizás han aparecido y no recuerdo quienes son :s
    Mii, siento curiosidad sobre el asesino del origami digooo sobre de la ciudad xDD
    Me gusta que pongas música en las escenas, le da más realismo imouto-chan :3

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