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martes, 21 de diciembre de 2010

00:00:01~Chapter 02

Una vez que pruebas el sabor de la muerte... hasta las frutas más sabrosas saben a cenizas.

Cuando ves a la parca directamente a la cara... el mundo se vuelve gris.

Los sonidos se tejen como una telaraña y los olores ya no llegan a ti, el tiempo se ha parado y solo eres capaz de percibir el vacío que ha dejado tu existencia arrebatada. Deseas la muerte pero te arrepientes en el momento en el que llega, cuando pierdes algo preciado es cuando más quieres recuperarlo.

El pecado te lleva a la salvación
cuando todo acaba
y el odio te lleva a la compasión.


~Walking Diary + Chapter 02: Mirage~

Esa imagen al llegar a su antiguo hogar lo dejó boquiabierto.

Por mucho que odiase a Ume, no podía evitar sentir deseos de volver a su casa, al fin y al cabo era lo único a lo que podía llamar "hogar", pero toda esperanza de que cambiase su comportamiento frente a él había desaparecido. Ese hombre que tanto lo torturaba en vida se deshizo de él con tanta facilidad y lo sustituyó tan rápido como quien coge un pañuelo y lo tira para coger uno nuevo. Dio media vuelta y se marchó tal y como fue, sin mirar más atrás.

Le había dolido y mucho, más que nada que le hubieran hecho jamás. Lo había reemplazado, lo había abandonado y se había olvidado por completo de él después de tanto daño recibido. Se le nubló la vista y tuvo que parar, las lágrimas querían escaparse de sus ojos para liberar la opresión en su pecho. Negó varias veces con la cabeza para convencerse a sí mismo de que no valía la pena llorar por culpa de esa persona y que debía centrarse en encontrar esos dichosos fragmentos que tanto lo preocupaban. En ese momento volvieron a su cabeza algunas de las palabras que Mr.Night le había dicho, "aquello por lo que luchaste y siempre lo perdiste". Caviló unos segundos y creyó encontrarle significado a esas palabras sin sentido, quizás se estuviera refiriendo a la libertad. Siempre estuvo atado a "algo", cuando era pequeño al hospital y después a Ume. Ya era hora de "abrir" las alas, de ser algo a parte de "el hijo de" o "el paciente tal", ahora sería Less a secas, el chico de 19 años que quiere disfrutar de la vida el poco tiempo que le queda, el único Less de este mundo y que jamás habrá.

Se sentó en el borde de la acera de la calle intentando no molestar a los transeúntes que caminaban de un lado a otro a sus espaldas. Poco a poco, las calles estaban cada vez más vacías hasta no quedar mas que él y solamente él, se abrazó las rodillas al sentirse tan solo y murmuró un "otra vez yo" con voz ahogada.

-No estas solo.-dijo una voz a sus espaldas.

Se giró bruscamente descubriendo a un niño-o niña, no sabía a la perfección si era chico o chica-pequeño de unos siete años de edad y cabello rubio con dos mechones azules a la altura de las mejillas, sus grandes ojos verdes estaban ocultos tras unas grandes gafas redondas que resbalaban de su nariz con el mínimo movimiento y parecían demasiado grandes para él. Vestía una camisa blanca con un pequeño chaleco azul marino y una corbata morada, unos pantalones cortos de cuadros verdes, azules y negros, unos calcetines blancos hasta la rodilla y unos zapatos morados decorados con unas cruces plateadas, sobre todo esto llevaba un abrigo azul oscuro y blanco y un sombrero de copa de los mismos colores. Sonreía levemente sonrojado mientras ladeaba el rostro con los ojos cerrados, le acarició el pelo a Less como si no pasara nada e hizo una reverencia quitándose el sombrero.

-Mi nombre es Nir Vanna, the Winter Cherryblossom, es un placer conocerte Takara Less.

-Encantado pero... ¿cómo sabes mi nombre, renacuajo?

-Lo sé porque yo lo sé todo.-dijo mientras se llevaba el dedo índice a los labios y volvía a sonreír.-Soy tu Mirage personal, aquí estoy para complacer tus caprichos y aceptar tus servicios...

No pudo soltar más que una exclamación, había malpensado de aquellas palabras. Nir rió ante la actitud del moreno y le pellizcó la mejilla con delicadeza, pues el pequeño no era tan fuerte como para hacerle daño. El pequeño se había puesto colorado de que el mayor pensara esas cosas de alguien como él.

-No e-es lo que piensas... no sabía que fueras un pervertido Less-sama.-dijo mientras escondía el rostro tras el sombrero.

-¡N-no soy un pervertido! Y no me llames Less-sama... solo llámame Less, ¿y qué es un Mirage?

-No puedo decírtelo aún, tendrás que averiguarlo. Solo te diré que puedo cumplir cualquier deseo... o no cualquiera... ¿o si?... ¡Bueno que-que más dará! Solo pídemelo y y-yo lo haré, Less-kun. También puedo cambiar de aspecto si lo deseas...

-¿Puedes cambiar de aspecto? Demuéstramelo, venga.

El rubio se quitó el sombrero para hacer aparecer una cola y unas orejas de gato que empezó a mover como si fueran parte de su cuerpo de toda la vida. Eso impresionó a Less pero, como cabezota que era, no iba a dar su brazo a torcer así que le dijo que aquello no era suficiente. El pequeño pensó y pensó hasta que algo al fin se le ocurrió, le tapó los ojos a Less para destapárselos al cabo de unos minutos. El pelinegro abrió mucho los ojos, completamente rojo ante lo que sus ojos observaban: ese no era Nir, sino su hermano Edelier vestido de enfermera con gafas. Estaba delante de él a cuatro patas, con su rostro sonrojado y mirada suplicante, estaba tan cerca que sentía su respiración en la cara y en el cuello.

-Onii-chan... por favor... no me mires así... me da vergüenza...

-¡Vale vale! ¡T-te creo!

El pequeño volvió a su forma original y escondió su rostro tras el sombrero mientras se reía de la cara de Less. Estaba realmente gracioso, completamente rojo y parecía que en cualquier momento echaría humo por las orejas, le dio un golpecito con el sombrero y este pareció reaccionar. Se pusieron a hablar un buen rato hasta que este le dijo que se marcharía, solo tenía que llamarlo si quería algo y que estaría bien, al fin y al cabo, él solo podía ser visto por Less y por nadie más, por lo que podía vigilarlo y ayudarle cuando lo necesitara sin que nadie lo supiera. Le entregó un sobre que ponía "welcome" y se marchó por la calle, cuando el moreno quiso darse cuenta, la gente empezaba a ir y venir por toda la acera. Se quedó allí, sentado en el duro cemento de la calzada y con aquel sobre en las manos, sin tener ni idea que hacer con él. Lo abrió y dentro se encontró con unas llaves que tenían un llavero con una dirección y un fajo de billetes nuevos y sin estrenar. ¡Era demasiado dinero! Por su mente empezaron a pasarse un montón de ideas extrañas sobre los métodos por los que aquel dinero podía haber sido obtenido... Agitó la cabeza para desechar todo aquello y se levantó, dispuesto a ir a la dirección de las llaves.

Cuando iba tan tranquilo, dispuesto a ver que se ocultaba tras esas llaves, sintió como alguien le agarraba del brazo, era un hombre que ya rondaría los cincuenta y tantos que lo miraba con una sonrisa perversa en el rostro y claros signos de estar borracho. Apestaba a alcohol y su traje de empresario estaba desaliñado, claramente había pasado la noche de juerga y ahora intentaba seguir con la fiesta.

-Oye, ¿cuánto cobras por echar un polvillo guapa?

-¿¡Pero qué-!? ¡Soy un hombre! ¡Un hooooombre! ¡Sexo masculino, varón, lo que sea!-le gritó el moreno que intentaba zafarse del agarre del borracho sin resultados.-¡Y no soy una fulana!

-Oye que eso se puede arreglar, anda ven conmigo, te pagaré bien.-insistió el otro.-Seré bueno.

-Disculpe señor, pero creo que no es no.-dijo la voz de un chico a la espalda de Less, que lo apartó de aquel hombre.

El viejo refunfuñó y tuvo que marcharse con las ganas, el pelinegro giro lentamente la cabeza para ver a quien le había quitado ese peso de encima. Encontró a un chico rubio de unos profundos ojos azul claro que le dedicaba una sonrisa a la vez que le preguntaba si estaba bien, sintió como le subía la sangre a las mejillas y estas ardían mientras asentía muchas veces con la cabeza para quedarse en una posición parecida a una reverencia japonesa. El rubio rió con una risa tintineante, que al muchacho de pelo negro le pareció melódica y le hizo hacer pucheros, dándole un aspecto lindo e infantil.

-Me llamo Sairon Aoi, ¿cómo te llamas?

-¿Huh? Yo... me llamo Less, encantado de conocerte Sairon-kun.

-¿Qué hacias con ese hombre? Solo si no es molestia, si es un tema delicado o es trabajo...

-¿¡Huh!? ¡No no!-negó el moreno con la cabeza rápidamente mientras un sonrojo mayor se dibujaba en su rostro.-S-solo se confundió... de persona... a la que preguntarle... e-eso...

Sairon volvió a reír, le hacían gracia las reacciones exageradas del otro. No tardó en fijarse en la forma de vestir de este, parecía recién salido de una batidora o quien sabe de donde. Se podría decir que aquella ropa rasgada no dejaba mucho a la imaginación, enseñaba mucho la piel pálida del moreno y esta casi relucía bajo la luz del día, casi reclamando a las imágenes eróticas de cualquiera que lo contemplara por tan solo un par de segundos. Por poco se le podía ver delante de uno con una expresión suplicante y emitiendo tiernos gemidos rogando por que le dieran amor... El rubio agitó la cabeza varias veces, ¿¡qué narices le habían dado de desayunar aquella mañana para delirar de esa manera!? Less pareció darse cuenta de lo que le pasaba por la cabeza y lo miraba sorprendido, si fuese un dibujo animado se habría puesto azul y todo.

-¡No es lo que piensas, pervertido!-Se disculpó Sairon.-Pero deberías cambiarte de ropa o la gente te confundirá con...

- ...una fulana.-Terminó Less la frase.

Ambos se marcharon en una dirección distinta, despidiéndose así. Ninguno de los dos se percató que estaban siendo observados desde el tejado de un edificio no muy lejos de allí por dos sujetos peliblancos.

-¡Nyahahaha! Si es que la abuelita ya lo sabía~ los encantos de la familia son certeros.

Uno de ellos era el vagabundo Mr.Night, que jugueteaba con unos prismáticos en la mano y movía la cola alegremente como si aquello fuera un simple juego. A su lado estaba Edelier, que lo miraba con la vergüenza ajena pintada en la cara, estaba sentado sobre su guadaña y vestía un gran abrigo negro con muchas cintas y con las mangas largas y muy anchas. Una ráfaga de viento esparció los cabellos blancos de ambos y mostró un brillo perverso bajo las sombras que cubrían el rostro de Mr.Night.

-Noto un aroma raro...-comentó Edelier con gran seriedad en la voz.

-Yo no fui~ no soy tan cochino.

El menor le proporcionó un buen puñetazo por la espalda que hizo quejarse al vagabundo como si fuera un anciano, sin dejar de decir "¿cómo puedes tratar así a tu pobre abuelita?". Lo miró molesto y cogió los prismáticos para seguir viendo como Less se marchaba cada vez más.

-En serio, es algo muy raro. No huele como el resto de los humanos, es más... embriagante.

-Tal vez sea porque es un mestizo y no un humano normal.-Pensó en voz alta el mayor.-Dicen que la sangre de un mestizo de ángel y humano puede atraer hasta a los demonios, huele distinto y sabe muy diferente. Tienes un gran olfato, inu-chan.

-Cuando has sido mordido por una vampiresa hueles hasta lo inoloro...-Dijo el menor mientras seguía observando a través de las lentes.-No creo que sea eso precisamente... aquí hay gato encerrado. Aún así, hay que evitar que ellos le encuentren de nuevo, tiene que conseguir los tres fragmentos y tal vez así descubramos el porque de todo esto...

-Siempre una historia se oculta tras otra, Edelier. Sé paciente y espera a que su historia continúe.

-Sí, tienes razón.

Edelier guardó los prismáticos e hizo desaparecer su guadaña, ambos individuos se perdieron entre las sombras que se formaban por culpa del resto de edificios.

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miércoles, 8 de diciembre de 2010

00:00:01~Chapter 01

Aquella sensación...

Aquel olor...

Aquel sonido...

Todo me parecía tan frío... y dulce a la vez. Cuando abrí mis ojos por "primera" vez... todo era ya distinto.

El dolor se desvanece en un dulce aroma,
la vainilla tapa la herida
y el miedo la sella con un beso.

~Walking Diary + chapter 01: Rebirth~

Todo a su alrededor resultaba confuso, estaba desorientado y respiraba con dificultad. Notaba el aire frío chocando contra su piel y a su alrededor el tacto duro y áspero de algunos objetos, bajo su cuerpo el suelo estaba húmedo y era pastoso. Una gota cayó justo en mitad de su frente y le obligó a cerrar de golpe los ojos, volvió a intentar abrirlos del todo. Intentó tomar aire pero... era una sensación tan extraña, era como si no hubiese aire que respirar. Una sensación de vacío tan aplastante que se desesperó e intentó tomar una bocanada del puro oxígeno, fallando una vez más. Se sentía asfixiado y no podía gritar tanto como quería, al no respirar no corría el aire que produjese el sonido por sus cuerdas vocales. Se llevó las manos al cuello y recordó lo que minutos ¿o tal vez horas antes había ocurrido? Aquella bestia de cabello castaño se había colocado sobre él y había colocado las manos alrededor de su cuello cada vez más ajustado, apretando más y más fuerte, llevándose a cada segundo la tan preciada respiración del muchacho hasta que finalmente sucumbió ante los brazos de la muerte.

-No lo intentes chico, aquí ya no hay aire.

Dirigió la mirada al lugar de donde provenía aquella voz. Allí estaba, de pie con una sonrisa entre lasciva y misteriosa, un individuo la mar de extravagante. Vestía una túnica vaporosa algo desgastada y con la cual se cubría la cabeza y dejaba que unos finos cabellos blanco platino tapasen sus ojos, tenía unos pantalones de color negro que dejaban salir una cola de pantera que se movía de un lado a otro de forma juguetona. Consiguió levantarse lo suficiente como para sentarse en el suelo y contemplar mejor al individuo, pero al moverse le dolía todo a horrores y volvió a llevarse las manos al cuello al intentar respirar. El extraño sujeto se acercó a él y le propinó un fuerte golpe en la espalda que lo hizo toser bruscamente.

-No te esfuerces, acabas de nacer y aún tienes que aprender muchas cosas.

-¿Na...cer...?-preguntó el joven, aún desorientado y con voz ronca.-Pero...si tengo... 19 años...

-Si y no.-respondió el peliblanco.-Tienes y no los tienes a la vez, pequeño.

Aquel misterioso hombre le tendió una mano para ayudarle que no dudó en aceptar y lo condujo a través de la noche por unas callejuelas en las que había personas contadas, durmiendo en el frío suelo o sentadas al lado de una pequeña fogata. No parecían tener hogar y sus vestimentas no eran tan peculiares como las del albino pero si resultaban llamativas por lo viejas y desgastadas que estaban. Pasaron por delante de un edificio en el que dos niñas, una aparentaba unos 13 mientras que la otra a penas tendría 6, estaban abrazadas para no sucumbir al frío y los miraban de reojo al pasar. ¿De verdad había tanta miseria en aquella ciudad? No tardaron en llegar a su destino, una caseta abandonada y algo vieja, delante la cual un pequeño número de gente se agrupaba en torno a una hoguera. Ambos se sentaron junto a los demás pero manteniendo una cierta distancia dentro de lo posible, el muchacho se calentó las manos e hizo un intento de entrar en calor, ya que sus ropas seguían rotas y eran muy escotadas.

-¿Cuál es tu nombre, chiquillo abandonado?

-Takara...Less...-respondió el chico sin quitar la vista del fuego, sus ojos tirquesa claro eran más opacos y tenía la mirada perdida en las chispas.

-Less, ¿eh? Curioso nombre, encima muy joven con solo 19 años, que desperdicio de mundo.

Less ladeó la cabeza, no entendía las palabras de aquel individuo.

-Debería darte la bienvenida a Phantom City, la ciudad de los Caminantes Olvidados. Mi nombre, como ya está perdido en el olvido, no puedo decírtelo pero puedes llamarme Mr.Night como suelen decirme por aquí.

El pelinegro de ojos turquesa repitió las palabras "Phantom City" y "Caminantes Olvidados" en señal de que seguía sin entender. Le fue explicando poco a poco que aquella ciudad era la misma en la que había vivido desde siempre, solo que estaba habitada por otro tipo de gente. Todos lo que habitaban Phantom City se les conocía como Caminantes Olvidados porque no habían podido encontrar los fragmentos de su vida que necesitaban para convertirse en ángeles o en demonios y, por lo tanto, al ser incompletos su destino era deambular por la ciudad fantasma por toda la eternidad. Lo peor de todo, es que podían ser vistos por personas, ángeles o demonios, pero al cabo de un tiempo todo lo relacionado con ellos acaba siendo olvidado, incluso por aquellos seres que dejaron atrás en vida. Less se abrazó las piernas y escondió el rostro, empezó a llorar en silencio. Mr.Night lo miró y colocó una mano sobre su hombro para intentar animarlo como pudo pero sabía que todas sus antiguas esperanzas de tener lo que nunca tuvo se habían desvanecido.

-Aún no estás perdido, Takara-kun.-le intentó animar el vagabundo.-Mira tu reloj.

Miró el reloj que llevaba en su muñeca, viendo que no marcaba una hora normal sino que tenía una cuenta atrás que se acababa de iniciar hacía no mucho. Abrió los ojos boquiabierto, ¿qué significaba eso? ¿Le estarían dando otra oportunidad? Dentro de él se despertó otra vez la chispa de la esperanza, sus ilusiones volvían a brotar de su corazón como una fuente.

-Tienes tres meses para conseguir tres fragmentos que nunca has tenido en tu vida anterior, cuando el tiempo acabe y no lo hayas conseguido, yo mismo te arrastraré hasta Phantom City, pero si lo consigues... volverás a ser un humano como solías ser antes. Lo que debes conseguir es:
  • Lo que siempre deseaste y que nunca te dieron.
  • Aquello por lo que luchaste y siempre lo perdiste.
  • La razón por la cual tu sigues en el mundo.
Las palabras del misterioso Mr.Night sonaban como campanas celestiales para Less que, a pesar de no entender nada, lo miró con sorpresa y simplemente asintió. El albino sonrió y, con un su toque refinado, se tumbó en el suelo y empezó a mover la cola de un lado a otro. Less lo observó detenidamente, aguantándose la risa ya que le costaba emitir algunos sonidos. Miró al cielo con una amplia sonrisa, la imagen de alguien muy especial para él le vino a la memoria provocándole una sensación tan cálida en el pecho que fue capaz de vencer al frío del lugar. Apoyó la cabeza en las rodillas aún sonriendo y cerró los ojos, sin percatarse de que sus mejillas empezaban a teñirse de rojo y murmurando algo que nadie pudo oír. Cuando el vagabundo se levantó para decirle algo más él ya se había quedado profundamente dormido, le revolvió el pelo y rió levemente al pensar como podía dormir en semejante postura.

-Si es que se parecen y todo.

En ese mismo momento Deletier estornudó, preguntándose quien sería el que estuviera hablando de él en ese momento. Miró su reloj, eran las 2 de la mañana y no conseguía conciliar el sueño, quizás aquella noche no dormiría absolutamente nada como la anterior. Todo era por culpa de esa maldita pesadilla que lo atormentaba desde hacía ya tiempo atrás y de la que no podía escaparse de ninguna manera como si fuera una misión imposible. Se levantó de la cama y salió de su habitación, había alquilado un pequeño piso mientras estuviera en el mundo de los humanos, le gustaba bastante estar allí. Caminó por el pequeño pasillo hasta llegar a la pequeña cocina de paredes color gris azulado y sacar del frigorífico un bote de tamaño considerable de helado. Se sentó en la encimera de piedra negra y comenzó a devorarlo con una cucharilla mientras movía las piernas como un niño pataleando el agua mientras está sentado en la orilla de la piscina. Miró de nuevo su reloj, solo habían pasado 13 minutos desde que se había levantado, terminó el helado y lo tiró a la basura para volver a encaminarse hasta su habitación. Pero se equivocó de puerta en el pasillo, aún no se acostumbraba al lugar y menos a esas horas. Se metió tres o cuatro veces al baño y otras tres o cuatro veces se fue al salón y a la cocina, siempre andando en círculos. Acabó por descartar las tres primeras puertas y dirigirse a las otras dos, escogiendo primero la de la derecha.

Pero también se equivocó, había entrado en el cuarto para invitados donde descansaba ahora su amigo Kie que se había quedado dormido en el salón y había dejado que se quedara a dormir allí. Sin darse cuenta de ello, se metió en la cama y se tapó con las mantas como hacía normalmente. Sintió algo caliente a su lado y se giró, encontrándose a su compañero en ropa interior y profundamente dormido hecho un ovillo. Por poco pegó un chillido pero se tapó la boca para no despertarlo o sino estaría en problemas, seguramente se enfadase por colarse en su cama y encima encontrarlo de esa forma... ¿cómo rayos hizo? Él recordaba haberlo metido con ropa y todo y después taparlo, "se habrá desnudado dormido" pensó el peliblanco mientras daba un suspiro, sin percatarse de que le comenzaba a entrar sueño. Se dejó caer al dulce abrazo de Morfeo sin darse cuenta mientras rodeaba a su compañero con los brazos como a un peluche.

-¿¡Pero qué...!?

A la mañana siguiente, la cara de Kie se había teñido de un intenso color rojo al sentir la compañía intrusa tan cerca de él. Consiguió apartarlo a duras penas pero se puso aún más rojo al ver la perspectiva en la que el chico había quedado: la camiseta se había bajado dejando ver un hombro y parte de la clavícula del peliblanco y exponiendo su cremosa piel pálida que incitaba a ser mordida como una fruta madura, el pantalón y su ropa interior estaban ladeados de tal manera que si tiraban un poco de ellos fácilmente lo podrían desnudar y su rostro mostraba una expresión tan tierna ayudada por el pelo revuelto y rebelde que se colaba dándole un aspecto más deseable. Las mejillas sonrosadas destacaban tanto como los labios carnosos, arqueados ligeramente y entreabiertos para dejar entrar al aire. El pelinegro se sintió tentado a propinarle una colleja pero en el fondo no quería romper esa tierna imagen, ¡maldito conejo pervertido! "Es un pervertido hasta cuando duerme, ¡no tiene remedio!" pensó mientras sentía que le salía humo por las orejas. Le propinó un mordisco pero eso solo provocó que hiciera un sonido bastante tierno, poniendo más rojo al moreno si eso era posible. Deletier se levantó al fin tras un par de mordiscos más y aún así medio adormilado, miró a Kie un par de segundos y luego lo saludó con un "buenos días" con voz somnolienta y rascándose un ojo.

-¡NYAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!-exclamó el moreno ya tan rojo como un semáforo.

Le mordió tanto que el albino acabó peor que un queso Grullere, acababa de aprender una gran lección: no volvería a colarse en la cama de Kie sin permiso. Mientras tanto, Less también estaba despertándose de su sueño reparador. Se estiró y bostezó sin importarle si había alguien a su alrededor. Se percató de que la caseta estaba vacía y lo mismo ocurría fuera, era como si nadie hubiera estado allí nunca. Le pareció extraño sabiendo que era el único cobijo de los Caminates. Echó a andar por la ciudad abarrotada, la gente iba y venía con grandes bolsas o maletines, algunos chicos pasaban con sus mochilas al hombro y los niños se pegaban a sus madres mientras miraban a Less. Por lo visto ya no estaba en Phantom City... y la gente podía verle con ese atuendo tan vergonzoso...Su cara no tardó en enrojecer hasta casi echar humo, sintió como la sangre le subió rápidamente a las mejillas y seguía hasta las orejas. Tenía que hacer algo y rápido, no podía dejar que nadie lo viese así, como si fuera "una fulana barata que cobra poco por hacer cosas indebidas" o al menos eso es lo que siempre le decía Ume cada vez que se olvidaba de cambiarse. ¡Eso era! Iría hasta su viejo hogar a recoger algo de ropa mientras Ume estuviera fuera de casa y se marcharía antes de que lo viese. Corrió en dirección a la casa vieja donde vivía antes chocándose con un par de hombres de negocio y señoras encapotadas en capas y capas de maquillaje y en sus abrigos de piel que paseaban a sus mascotas. Cuando llegó allí en el fondo una sensación de nostalgia le recorrió el pecho, puede que en el fondo ese lugar lo considerase como su "hogar", pero la sensación se marchó tal y como vino al contemplar desde la ventana la triste realidad.

Tras el cristal estaba Ume y un chico de cabello anaranjado, casi rubio. Aquello para Less no significaba otra cosa más que lo había sustituido.

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martes, 7 de diciembre de 2010

Personajes que saldrán próximamente~

Me apetecía hacer una breve introducción a los personajes que saldrán en el fic para que la gente no se haga mucho lío x3 pero ojo, que solo diré de los que ya salieron en Kurotenshi y si pongo alguno nuevo será poca la información que dé. Empezamos pues con esta mini-presentación òwo.

El primero es el prota, Takara Less.

Tiene 19 años, su grupo sanguíneo es AB- y su cumpleaños es el 27 de diciembre. Le gustan los pockys, las palomitas y cualquier chuchería o pastelito que le des, ya que en el fondo es como un niño en cuanto a gustos. Su animal representante es un pollito y su color preferido es el verde oscuro. Es una persona complicada, ya que su humor varía mucho. Por lo general suele ser algo tristón y cuando quiere tiene su lado tímido (por lo general cuando se trata de cosas comprometidas con gente que conoce poco o que para él tiene un significado especial), pero a veces puede llegar a ser borde e inexpresivo. Al principio se muestra como el "ayudante" e hijo de Ume pero cuando conoce más a fondo a Marai se rebela contra él. Desde pequeño ha soñado con algo como el cuento de Cenicienta (uhm... sospechoso xD) y al principio creyó que Ume era su "príncipe salvador" hasta que descubrió en el alguien peor que la madrastra. Por el resto de detalles es un chico normal pero que parece no tener ningún gusto por hombres o mujeres definido ya que según él "le aborrecen tanto unos como otros".


El siguiente en la lista es el tan odiado Takara Ume.

Nadie sabe la edad que tiene o su cumpleaños, ni siquiera el mismo Less lo sabe, aunque él dice que es el 1 de abril no le cree. Su grupo sanguíneo es B+ y tiene un gusto por la comida picante que supera lo inhumano. Adora lo relacionado con el sadismo y su hobbie es molestar a la gente, sobretodo a Less. Le gusta hacer experimentos con seres que considera "fuera de lo normal" y ha llegado hasta tal punto de inducirse un coma para llegar al Reino Celestial, donde realizó los famosos experimentos de los Doppelgängers. Adoptó a Less para comprobar que ocurría cuando una humana y un ángel tenían un hijo, conociendo así muchas cosas de la especie hasta que Less dejó de serle útil. Tiene tendencia por los chicos rebeldes y se sabe que también le gustan las chicas que parecen ingenuas y frágiles.


Seguimos con el personaje "estrella" pero que sin embargo en el fic es un completo misterio ya que nunca dice su nombre y se le conoce como vagabundo o Mr.Night.

Es un completo misterio, solo se sabe que tiene un control de los hechos sobrenatural y que puede ver lo que ocurre con solo escribirlo en su libro que, justamente, lleva el nombre de la historia. Se podría decir que es el narrador de todo y que lo sabe todo. Tiene una extraña cola de pantera y habita en la Ciudad Fantasma, hogar de los Caminantes Olvidados que ya se verá en el fic quienes o que son.

Los siguientes son los gemelos Edelier y Deletier.

Tienen 15 años, su cumpleaños es el 27 de julio y su grupo sanguíneo es AB-. El animal representante de Edelier es el perro y el de Deletier es el conejo, origen de su característico mote de "usagi" que sería conejo en japonés. Parecen el Yin y el Yang o la noche y el día, ya que Edelier es de carácter fuerte y decidido mientras que Deletier es bastante frágil e indeciso. Sin embargo, ambos tienen su otra cara ya que por una parte uno es más vergonzoso y el otro su vergüenza quedó en el fondo del baúl de los recuerdos (?). A veces pueden llegar a pelearse mucho entre ellos pero también pueden llevarse demasiado bien como si no existiera peleas entre ellos. Edelier está completamente enamorado de Marai y bajó del cielo haciendo un contrato con Anastasia solo por salvarla. Deletier se sabe que tiene pareja pero que esta se quedó en el cielo cuando bajó para ayudar a su hermano y para hacer el contrato con Kie.



Seeeeguimos, el siguiende es Lunrey Wisei.

Tiene 25 años pero se desconoce tanto la fecha de su cumpleaños como su grupo sanguíneo. Su animal representante es un lobo y le gustan los animales, sobretodo los lobos y los perros, las cerezas y los olores suaves. Tiende a enfadarse fácilmente y es pasota y contestón, en el fondo no es mal chico y es muy enamoradizo, parece tener relación con el misterioso y extravagante vagabundo sin nombre.


Proseguimos con Sairon Aoi.

Tiene 19 años, no se sabe su cumpleaños y su grupo sanguíneo es O-. Le gustan las chicas, las cosas monas y los dulces, sobretodo las nubes de gominola. Es alegre, sociable, cariñoso, un buen chico pero puede ser bipolar... (como todo colega vampiro es el conde Sairon (?)). Tiene una relación sospechosa con el prota (malpensad malpensad siiii >:D).


Por último y no menos importante, está Nir Vanna, the Winter Cherryblossom.

Es un chiquillo que apenas aparenta 7 años, pero que dice tener más. Su cumpleaños es el 1 de noviembre y su grupo sanguíneo es desconocido. Le gusta todo lo que puede gustarle a los niños y dice que el sabor del licor de arándanos es lo mejor de lo mejor, pero nunca se le ha visto bebiendo. Suele ser un chico algo tímido e indeciso, pero que siempre sonríe y se mantiene alegre. Puede mostrarse serio si algo no le agrada o si la situación lo requiere. Solamente Less puede verlo por lo que aprovecha esto para molestarle y tiene una extraña relación con él y con el vagabundo...


Y eso es todo por ahora, pronto os traeré el primer capi~
matta ne!!

lunes, 6 de diciembre de 2010

Segundo proyecto~

Ya que el otro mini-fanfic acabó, he pensado hacer como una saga y el siguiente proyecto tendrá el lugar 1.5 . ¿Por que 1.5? Porque servirá de enlace para la primera y segunda parte~ por eso mismo owo.

Titulo: 00:00:01

Género: intriga, horror, sobrenatural, drama, comedia, romance, yaoi.

Advertencias: puede que haya escenas que no le gusten a personas que no soportan el yaoi (como menciones a escenas BDSM o R18), por lo cual, SI NO SOPORTAS EL BL NO LO LEAS.

Argumento: tras los sucesos ocurridos en Kurotenshi, Less despierta de nuevo en un extraño lugar para percatarse que su reloj tenía una cuenta atrás y un extravagante individuo le ofrece la mano para llevarlo consigo a un "nuevo destino". Desde entonces, Less tendrá que buscar tres fragmentos de su vida que nunca pudo conseguir para no convertirse en un "caminante olvidado" antes de tres meses a las 00:00:01.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Kurotenshi: Death Trough Edge~Cap.6

Deletier se quedó de pie como una triste estatua mientras contemplaba el cuerpo inerte de Miyuri en el suelo, brotando la sangre como una fuente de muerte y con el olor a dolor en el aire. Unas pequeñas lágrimas de cristal se derramaron por sus pálidas mejillas salpicadas de lo que en un par de segundos antes corría por las venas del humano. Se giró hacia su compañero Kie, que los observaba con los ojos muy abiertos y sin poder moverse. Intentó acercarse a él pero retrocedió, entonces bajó la cabeza y soltó su arma para llevarse las manos a la cara. Edelier no dijo nada, solamente se mantuvo frío e impasible ante el comportamiento de su hermano mientras le hacía un gesto a Anastasia. De pronto, la niña juntó sus manos y comenzó a cantar una melodía sin letra que parecía llenar todo el espacio vacío que los rodeaba a todos, que empezaba a llevarse las penas y el dolor de los fallecidos, haciendo que los presentes pudieran ver por unos momentos los sentimientos y los recuerdos más felices de ambos. Los cuerpos de ambos comenzaron a deshacerse en millones de cristales de arena negra que al alzarse sobre el cielo se transformaron en mariposas, bellas mariposas negras que volaban juntas por el cielo como si todo aquello les perteneciese.

Sin embargo, Deletier no pudo soportarlo y se llevó las manos a la cabeza para echar en un tremendo alarido toda la presión que llevaba consigo.

Step Six ~ epilogue to the fate of the six

Desde un principio, el peliblanco nunca quiso ayudar a su hermano a matar a Kana y a Miyuri.

Él había intentado convencerlo de que aquello solo traería más dolor y que era innecesario, pues no hacía falta de que al ir a buscar a "esa persona" tuvieran que encontrarse los doppelgänger con sus respectivos iguales. Pero él no escuchaba, se dejaba llevar por la ira y no respondía a otra cosa que no fuera a golpe seco, le habían arrebatado lo más amado para él. Deletier, como buen chico que era, no rechistó y obedeció. Sabía que se iba a arrepentir de ello pero ¿qué más daba? Estaba hecho para recibir órdenes...

Edelier no había pensado en eso hasta ahora y se empezaba a arrepentir de no haberle hecho caso. Se acercó hasta su gemelo para abrazarlo como si fuera un niño pequeño que necesitara del amor de su madre tras una pesadilla. El menor correspondió el abrazo mientras intentaba serenarse hasta que lo consiguió. Anastasia observaba sin entender absolutamente nada y optó por sentarse en las sombras a la espera de que todo lo que tuviera que ocurrir pasase y pudiera marcharse en paz a un lugar donde estuviera alejada del "fuego". Miró al cielo, las mariposas ya no estaban. En aquel instante una sombría sonrisa se dibujó en sus labios para desaparecer fugazmente, hizo aparecer una máscara de gato para cubrir su rostro con ella.

-Solo espero... que la destrucción del fuego no se haya llevado ya a la muñeca...-murmuró mientras los ojos de la careta relucían levemente.

Deletier se apartó de su hermano con un "estoy bien, no necesito que te preocupes" y se giró a su compañero, que seguía inmóvil en una posición de ataque. Comprendió allí que tendría que luchar contra él para que lo escuchase, sacó unas agujas de sus bolsillos y lo miró fijamente.

-No hay necesidad de llegar a algo así, Kie-kun...

-¡No me vengas con esas ahora!-exclamó el otro mientras se lanzaba a atacarlo con una daga en la mano que seguramente llevaría guardada.

Era muy rápido y el albino no podía distraerse con semejante velocidad por muy bueno que fuera esquivando. Calculó los puntos donde podría clavarle las agujas y paralizarlo, se quedó quieto un instante de forma que el pelinegro casi se chocara contra él y lo impulsó hacia atrás de una fuerte patada en el estómago al más puro estilo kárate o kung fu, como en las películas. El golpe lo dejó aturdido y el peliblanco aprovechó esa oportunidad para lanzarle las agujas al brazo, la pierna y en el costado. Sin embargo, volvió a levantarse. Deletier se sorprendió, no esperaba que fuera tan testarudo como para seguir peleando aunque lo hubiesen herido de aquella manera y por cada golpe que le diera a partir de allí lo harían sentirse peor. Por un momento se despistó y se apoyó mal sobre el pie izquierdo, provocando que al evadir la emboscada de Kie se tropezase y cayese de espaldas al suelo. Se quedó quieto, completamente quieto, como un cadáver. Edelier, que no había intervenido hasta ese momento, lanzó su guadaña para parar al moreno antes de que hiriese gravemente a su hermano. La guadaña aterrizó a pocos metros de este, haciendo que se parase en seco. Deletier se reincorporó con dificultad y se hizo a un lado del arma de su hermano.

-No te metas, Ede. Puedo yo solo...

-No pararé... ¡pienso seguir si hace falta hasta morir!-gritó el moreno antes de toser un poco y mirar fijamente a su oponente.

-Por favor... no sigas...

Kie volvió a lanzarse contra Deletier pero... este ya no se movió, calculó mal y no pudo apartarse a tiempo, le había clavado la daga en el estómago. Las manos del moreno temblaban, abrió los ojos como platos y pareciese que las palabras no pudieran salir de su boca al ver como el albino sonreía con esa mirada tan triste mientras un hilo de sangre salía de su boca. Apoyó la cabeza en el hombro de su compañero aún sonriendo y le acarició el rostro con una mano levemente manchada sin darse cuenta para intentar calmarlo.

-Lo siento... no quiero luchar contra ti... no debí haberte metido en esto... espero que puedas perdonarme...

-Pero... ¿por que no te apartaste? Ahora... por mi culpa... estas...estas...

-Se me pasará... después de todo... no soy humano, ¿recuerdas?... Sabía que solo pararías de esta forma...y que así... no tendría que seguir haciéndote daño...- hizo una pausa para toser fuertemente y echar bastante de ese líquido escarlata.-En el poco tiempo que pasé...en este mundo... has sido lo más parecido a un amigo... que he tenido... me he sentido muy feliz... de tener a alguien así otra vez... en mucho tiempo...

Agarró las manos de su compañero para sacar la daga y se tuvo que apoyar en él, le dolía mucho a pesar de que la herida se empezara a sanar sola. El peliblanco no podía ya mantenerse más en pie y dejó caer el peso muerto de su cuerpo sobre Kie, provocando que casi se cayera al suelo y tuviera que sentarse. La herida ya casi había desaparecido cuando este murmuró un "gracias".

-¿Por que me lo agradeces?... ¡S-si te hice daño! Idiota... no te entiendo...

-Estas aquí... a pesar de lo que hice... por eso... te lo agradezco... te doy las gracias por estar conmigo...

Cuando lo que quedó de aquella herida fue una pequeña cicatriz, el peliblanco se quedó profundamente dormido a causa de la pérdida de sangre y puede que también tuviese algo que ver la cantidad de alcohol que había bebido antes de acudir a la llamada de su hermano. Quien sabe, los misterios y razones que unen los sucesos de nuestras vidas son tan infinitos y caprichosos que quizás todo haya influenciado a Deletier a dormir en aquel instante. Pero después de aquel suceso, Kie y Dele no se habían despedido aún. Dele le había ayudado a curarse las heridas y Kie le regañaba por esforzarse a pesar de que aún le doliese, se podría decir que eran como dos hermanos regañándose mutuamente después de haberse caído ambos.

Mientras tanto, Edelier y Anastasia rastreaban la ciudad aún en busca de cierta persona tan querida para él. Pero el encuentro no ocurrió hasta una fría mañana en la que el joven estaba sentado en un chirriante columpio algo desgastado de un parque vacío, miraba al suelo entristecido por no encontrarla hasta que unas delicadas manos taparon su rostro. Cuando una dulce voz pronunció las palabras "¿quién soy?" el rostro de Edelier pareció iluminarse por completo, se giró para contemplar a una chica de cabello negro hasta los hombros y unos grandes y brillantes ojos azul oscuro que estaban llenos de lágrimas mientras sus finos y sonrosados labios se arqueaban formando la más tierna de las sonrisas. Se levantó y la abrazó con fuerza mientras ella se aferraba a él como si en cualquier momento una fuerza la fuera a alejar de él otra vez. Entonces, el joven la miró a los ojos y le dio un beso cálido, contagiándose del dulce de los labios de su amada y dejándose llevar por su felicidad de haberla encontrado otra vez.

-Marai... estas bien... al fin te he encontrado...

-Más bien te he encontrado yo a ti.-dijo ella volviéndole a sonreir.

Y volvio a depositar otro suave beso en los labios del albino mientras rodeaba su cuello con los brazos y disfrutaba de la calidez que desprendía en aquel momento.

Pero como todas las historias, siempre habrá algo que se oculte tras la máscara de lo hermoso.

Ume, cuando comprobó que la chica había conseguido escapar, se molestó tanto que de casualidad no tiró de la mesa en la que estaban todas las pantallas de televisión que tenía. Less estaba sentado en un rincón abrazándose a sí mismo mientras él le gritaba y daba vueltas por la habitación como un león enjaulado. Todo mueble que se encontraba a su camino era golpeado o destrozado a base de patadas o puñetazos. Se armó tal alboroto que Less optó por taparse los oídos y alejarse de allí pensando en otras cosas, como en si su hermano estaría bien o si la chica habría conseguido llegar hasta Edelier sana y salva, hasta que el brutal golpe del mayor le hizo despertar. Solo había podido percibir el golpe cuando se dio contra la pared de forma tan brusca, lo agarró por el cuello tan fuertemente que no le dejaba respirar. El moreno intentó arañarlo y golpearlo para que le soltara pero cada vez tenía menos fuerza, Ume lo soltó y comenzó a patearle el estómago con tal brutalidad que casi no le destrozó los órganos. Aquella noche no sería nada agradable para él, ni mucho menos, posiblemente fuese su última noche.

El vagabundo cerró su libro mientras contemplaba la portada con una sonrisa algo melancólica. Murmuró para sí mismo: "onii-sama, espero no haber escrito un relato demasiado amargo" y empezó a andar por las calles olvidadas de la ciudad. Iba tarareando una nana a medida que daba un paso y movía una cola de pantera que sobresalía de su ropa, haciéndolo un sujeto bastante extravagante. Siguió con su paseo hasta llegar a la ribera de un río, en la cual se veía reflejada la primera luz de la mañana. Siguió el largo camino del río hasta llegar a la parte de abajo de un viejo puente usado como basurero.

-Vaya, ¿pero que tenemos aquí? Parece que esto será el comienzo de otra historia más...

Allí se hallaba el cuerpo de un joven de cabello negro y piel pálida como una pared grisácea que fue blanca hace mucho tiempo atrás, con sus ojos turquesa claro abiertos y con la mirada perdida en la nada y la ropa desgarrada mostrando algunas heridas. En su cuello había una clara marca de que lo habían asfixiado. Se acercó hasta él y lo miró a los ojos, una media sonrisa se dibujó en sus labios mientras le tendía una mano al joven que ya no respiraba, le habían arrebatado ese derecho horas atrás.

Ne jamais abandonner en cas de perte
la possibilité d'économiser
au cauchemar prochaine douce
nous avons

lunes, 29 de noviembre de 2010

Kurotenshi: Death Trough Edge~Cap.5

No siempre la historia nos trae cosas hermosas.

No siempre la vida nos cuenta historias hermosas.

Siempre existirán aquellos relatos amargos que, tan reales y a la vez tan fantásticos, nos dicen cosas que nos hacen sentir como una milésima parte de este mundo en el que vivimos. Este bello y horrible mundo convive, se alimenta, se forma de esos millares de historias que surgen en él y hacen que sea algo más que una sucesión de tragedias y memorias felices.

"Érase una vez... un lindo pollito.

Este pollito había nacido en una pequeña familia de la que pronto lo separaron.

Lo encerraron en una pequeña cárcel de cristal y hierro de la que no podía salir. Desde allí era capaz de ver como el resto de pollitos jugaban alegremente o comían granos de maíz con sus mamás que los cuidaban y les daban mucho amor. Él también quería jugar con alguien, comer grano con su familia y ser querido por otros, quería sentirse como se sentían los pollitos. Él simplemente quería tener algo a lo cual pertenecer.

Sin embargo, a medida que el tiempo pasaba, las horas corrían y los días cesaban, el pequeño animalito no veía que nadie venía a sacarlo de la cárcel de cristal y hierro. Empezó a llorar en silencio porque se cansó de piar y piar, se quedó sentadito frente al cristal porque se cansó de golpearlo y de saltar para que alguien lo viese... dejó de querer ser un pollito para escapar de alguna manera de allí..."

Así eran las palabras con las que un niño decoraba su historia, mientras observaba con una mirada vacía el blanco techo del lugar en el que se encontraba confinado. Es curioso como, años más tarde, le esperaría algo peor que su confinamiento. Él solo deseaba alguien que lo salvase de la locura que le produciría estar solo y aislado durante el resto de su vida.

Requiem five~Five silver tears

El joven pelinegro caminaba tranquilamente por la calle con un par de cascos con el volumen al máximo y unas bolsas llenas de objetos variados. Nadie del lugar le importaba lo más mínimo, a él solo le importaba llegar pronto a casa y no era precisamente por capricho suyo. A pesar de que él ignoraba al resto de la humanidad, las personas que lo veían por la calle le resultaba de lo más extraño. A pesar del frío que hacía, se veía que aquel joven vestía una camiseta de tirantes con alguna que otra tira o enganche decorativo, que dejaba ver la blanca piel en la zona del vientre. Llevaba puestos unos pantalones negros ajustados y unas botas de montaña rojas ya algo desgastadas. Los demás, que casi temblaban al verlo tan destapado, se consolaban con el hecho de que intentase cubrirse al menos con un viejo abrigo de colores azul oscuro, verde apagado y negro.

Llegó hasta un edificio algo viejo, aunque aquello no era un edificio para él, lo veía como un montón de ladrillos carcomidos por el paso del tiempo y cochambrosos. La fachada era de piedra rojiza ya desgastada, de la cual las plantas decoraban humildemente la triste figura que ese lugar suponía. Abrió una chirriante puerta de madera negra y la cerró tras de sí con un portazo para hacerse notar, alguien lo esperaba dentro. Dejó las llaves y las bolsas en la entrada como si nada y colgó el abrigo de un perchero, luego atravesó un oscuro pasillo cuyas paredes estaban cubiertas de un papel decorativo bastante viejo y el suelo de madera emitía un extraño chirrido cada vez que pisaba. Se apoyó en el marco de la puerta de una amplia habitación sumida en una oscuridad que competía con el resplandor mortecino de unas pantallas de televisión.

-Te dejarás la vista en ello, morboso sádico.

Un hombre de unos treinta y pocos, de cabello castaño claro y ojos violetas lo miró de reojo sin darse a penas la vuelta. Observaba sentado en una silla vieja unos cuatro, cinco o quizás seis monitores a la vez, donde se veían varios lugares a la vez. Pero había uno que captaba más su atención y era la imagen del sótano de aquella misma casa, donde una chica se encontraba sentada en el suelo cabizbaja. El chico apartó la vista del adulto, sabiendo que no estaría de un humor tan bueno como para no reprimirle por sus bromitas. Este le hizo unos gestos para que se acercara que obedeció sin rechistar y cuando se hubo colocado lo suficientemente cerca de él le rodeó la cintura, tiró de él obligándolo a sentarse sobre sus piernas.

-Less, ¿no te dije que no me molestaras mientras trabajaba? No me obligues a tener que castigarte como siempre, perro necesitado.

No respondió, no tuvo tiempo para ello. El pelicastaño se abalanzó a darle un beso en la boca forzado, lo que hizo que Less lo intentase apartar. Consiguió levantarse de las piernas del mayor retrocediendo pero tropezó y cayó de culo sobre el duro y frío suelo de madera rechinante. Se quejó por lo bajo mientras su compañero reía estrepitosamente y se levantaba del asiento para colocarse encima del menor de forma que no pudiera moverse, agarrándose las muñecas y mirándole fijamente a los ojos turquesa claro. En ese momento se cruzó por su rostro una sonrisa retorcida que provocó que un escalofrío le recorriera la espalda a Less y abriera los ojos como platos. Le ató las manos y empezó a deshacerse de la ropa del menor, este cerró los ojos dejando escapar algunas lágrimas de terror. Corrieron las horas y cada vez iba a peor, no solo invadía su cuerpo como le venía en gana, también le golpeaba y le hacía cortes y quemaduras, pero el moreno no podía reprimir los gemidos de dolor y de ese sucio placer que tanto detestaba.

Cuando todo acabó, el chico se quedó tumbado en el suelo, observando el vacío a la espera de una salvación que parecía no llegar nunca. Se levantó como pudo con el cuerpo adolorido y se abrazó a sí mismo en busca de calor. Miró hacia un lado y comprobó que allí estaba su ropa tirada de cualquier forma en el suelo, la recogió y se dirigió a darse una ducha para que toda aquella suciedad se marchase con el agua. Al acabar de ducharse, se cubrió las heridas con vendas y tiritas y se vistió, ya listo para salir. Se encontró en la otra habitación a su torturador, con una resplandeciente sonrisa de macabra satisfacción, evitó mirarle a la cara lo máximo que pudo mientras volvía a abrazarse como un niño pequeño asustado.

-Ve a llevarle la comida a nuestra invitada, seguro que la has asustado con tus gritos de perro pervertido.

-Calla y déjame en paz, viejo verde.-masculló molesto Less al dirigirse a la cocina, donde lo esperaba una bandeja con un plato de sopa, los cubiertos, pan y un vaso de agua.

Cogió la bandeja y abrió una puerta en el pasillo que llevaba al sótano, era un lugar más viejo aún que la casa en sí y rebosaba de telarañas por todas partes. En las paredes de la derecha y la izquierda se hallaban amontonadas un montón de cajas llenas de cintas de video y documentos que tapaban unas estanterías llenas de juguetes, cajas de ropa vieja y demás objetos olvidados. En la pared del fondo, entre utensilios sin identificar cubiertos por una lona blanca y más telarañas, destacaba una puerta cerrada con un cerrojo algo oxidado pero que aún se mantenía lo suficientemente fuerte como para no dejar escapar lo que allí se hallaba. Apoyó la bandeja en una caja y abrió la cerradura, pasando con cuidado de cerrar tras de sí con la comida aún en su sitio.

Lo que allí dentro se encontraba era una joven de cabello negro y profundos ojos azul oscuro, que vestía ropas blancas antes como las plumas de una paloma blanca y ahora de color casi marrón por tener que sentarse en el sucio suelo. Estaba atada con grilletes que le impedían moverse hasta la puerta y se mantenía cabizbaja, clavando la mirada en sus manos sucias que tenía apoyadas en el suelo. Less se acercó a ella depositando la bandeja en el suelo y no pudo evitar el oler el perfume que, a pesar de llevar días allí encerrada, aún permanecía en la joven: era como varias flores de vainilla cubiertas de un suave caramelo que te llenaba no solo los pulmones de dulzura, sino el alma también. Se quedó un rato en silencio allí sentado de cuclillas, mirándola fijamente, respirando dulzura y esperando a que esta empezara a comer.

-¿No comes?-le preguntó finalmente.

-No tengo hambre...-respondió ella con una dulce voz, tan dulce como su perfume, sin quitarle ojo a sus manos.-¿Y tú? ¿No tienes hambre?

En aquel momento al joven le rugió el estómago, enrojeció levemente y apartó la mirada. Le dijo a la joven que no tenía hambre para hacerse el fuerte y el silencio volvió. Ella optó por empezar a comer un poco de sopa mientras de vez en cuando mordisqueaba un poco el pan. Él simplemente la miraba cuando por fin rompió el silencio la joven:

-¿Por que me ayudas a ese hombre a mantenerme aquí encerrada?

-Porque sino Ume me castigaría más de lo que ya lo hace...

-Entonces, ¿por que no te alejas de ese hombre si tanto mal te hace?

-No puedo hacerlo.-respondió apartando la mirada algo entristecido.-Si lo hago, él hará daño a las personas que quiero, como está haciendo ahora. Hice algo malo y por culpa de eso ahora todos están pagándolo...

La chica cogió un poco del pan que le quedaba y se lo metió a la boca mientras lo miraba inquisitivamente, Less tragó saliva y empezó a hablar.

-Mi peor error... fue conocerlo. Desde pequeño siempre pude ver espíritus porque al parecer mi padre era un Dios, el Dios de los muertos, y mi madre era humana. La gente me tomaba por loco y mi madre no tardó en enviarme a un pequeño hospital, especial para niños que han tenido alguna experiencia traumática y vayan allí para rehabilitarse. Me tuvieron allí 2, 3, 4, 5 años o quien sabe cuanto en una inmensidad blanca, completamente solo y harto de pastillas que no surgían efecto, pronto empecé a temer el volverme loco de verdad. Rezaba porque alguien viniese a sacarme de ese basto mar de locura y blanco...

"Fue entonces cuando apareció Ume, en aquel momento lo que vi no era el monstruo de ahora, sino un hermoso príncipe que desprendía confianza y me ofrecía su mano. He de admitir que el error del que más me arrepiento fue el de haber confiado en él, dejándome llevar por su aspecto encantador y sus palabras traicioneras. Al principio, después de adoptarme, era muy bueno pero con el paso de los años todo fue a peor. Entonces, la ilusión con la que había soñado se desmoronó en mil pedazos. Quise suicidarme muchas veces, tantas eran que ya perdí la cuenta pero nunca tuve el valor para ello. Pero hubo una cosa que me hizo replantearme el quitarme la vida o no, aquel día encontré a Deletier. Había ido a un parque al que suelo ir para despejarme, hacía frío y el viento soplaba las hojas secas esparcidas por todas partes. Él estaba observando el lago, alzándose sobre una roca con aquella mirada que casi parecía que iba a echarse a llorar en cualquier momento, todo en él era blanco: su piel, su cabello, su ropa... a excepción de sus ojos, que eran de color violeta.

Me acerqué a él y por alguna razón quise abrazarle, quería protegerlo y hacer que esa mirada lastimera dejase de llorar por dentro. Comencé a hablar con él y no tardó en mostrarme una de sus sonrisas, era tan pura como la de un niño pequeño e irradiaba ternura, como un pequeño peluche. Por lo que me contó, descubrí que él también era hijo del Dios de los muertos y que tenía un hermano gemelo, al que conocí días después. Todo pasó tan deprisa... pero ello no significaba que no les cogiera cariño, al contrario, por primera vez sentí que tenía gente que me quería de verdad. Pero todo lo malo tiene que llegar en algún momento y Ume se enteró de la existencia de mis hermanos. Por alguna extraña razón, él y el gemelo de Deletier ya se conocían, lo que hizo armar un gran revuelo en la familia y, por una parte, hizo que mi presencia se volviera incómoda para él. Por otra parte, Ume empezó a meter cizaña para que creyese que tú y la pareja de Deletier me los arrebataríais... De pequeño, en el fondo envidiaba a los niños por tener madres... pero también odiaba a esas madres por llevarse a sus hijos, alejándolos de mí... Y volví a sentir algo así contigo... Es por eso que le ayudé a secuestrarte, es por eso por lo que Ume me utilizó para obligar a bajar a ese ángel castigador y así poder probar su demente juego... y por el cual he condenado a inocentes...yo solo quería...."

Las lágrimas empezaron a brotar de los ojos del moreno, no quiso terminar la frase. La chica, hasta entonces quieta y clavando la mirada en sus manos, le miró con tristeza y se acercó a él para abrazarlo contra su pecho como una madre que consola a su hijo. Él la rodeó con los brazos como respuesta al abrazo, buscando consuelo en alguien que hasta entonces había tomado como un "enemigo" y al final resultaría el mejor aliado. Fue entonces cuando se despertó en él la chispa que lo incitó a cometer tal locura: cogió las llaves y liberó a la chica de ojos profundos, que lo miraba confusa. La ayudó a levantarse y la sacó de la habitación.

-¿Por que me ayudas a escapar?-preguntó ella, mirándole con preocupación y confusión a la vez.-¡Te hará daño!

-No me importa, por una vez quiero hacer algo bueno.

Y esa fue su única y última respuesta a las preguntas de ella. Comprobó que Ume no estaba y la escoltó hasta la puerta de casa, despidiéndose de ella únicamente con un gesto y observando como esta desaparecía entre las sombras.

~Destruye y arrepiéntete~

Kana no entendía lo que estaba pasando, aquella niña decía cosas muy estrañas y había algo en ella que le resultaba amenazador. Pronto se percató que la sombra de esta había adoptado la forma de la Parca, con esa enorme guadaña de sombras que se llevaría su alma. Sus pupilas se dilataron de puro terror y su cuerpo se quedó paralizado. Pronto de la sombra surgió un joven de cabello blanco y ojos turquesas, que vestía una túnica negra con algunos detalles en rojo sangre y que sostenía una gran guadaña de hierro.

-¿¡Qui-quiénes sois!?-preguntó ella muy asustada.-¿¡Qué quereis de mí!?

Casi de forma mecánica, al pronunciar su última palabra el peliblanco se abalanzó sobre ella y le hizo una herida en el pecho. Cayó al suelo como cae una ligera pluma y vio como la sangre manaba del corte rápidamente, ese lento y cálido correteo y ese horrible dolor no hacían más que darle ganas de gritar pero ningún sonido salió de su garganta.

Mientras tanto, Miyuri estaba preocupado por haber dejado a su amiga volver sola hasta el internado. Decidió finalmente pasarse por allí para ver si aún la podía ver un poco más. Caminó por las vacías calles oscuras, encontrando a un extraño chico de cabello negro delante de la puerta que miraba asombrado al interior, le dio poca importancia y entró en el recinto, encontrándose con la peor escena que jamás vería: como el cuerpo de su amiga yacía inerte sobre un charco del líquido escarlata, amigo de la muerte. Gritó el nombre de la chica pero esta ya no le respondía, corrió hasta ella pero ya no reaccionaba, sus lágrimas se derramaban por su cara pero ya no podía secárselas: estaba muerta.

-¡KANA! ¡KANA! ¡Por favor, respóndeme Kana!-se giró al peliblanco de la guadaña y lo miró con odio.-¡Tú maldito bastardo! ¡Asesino! ¡Pagarás por ello!

Estuvo a punto de lanzarse contra él hasta que un ser salido de la sombra de Kie lo paró, apuntándolo con una pistola en la sien, era Deletier. No pudo reaccionar el humano antes de que un disparo mortal rematase el poco tiempo de vida que le quedaba. Al igual que Kana, Miyuri se desplomó inerte en el suelo con la facilidad con la que cae una pluma y dejaba debajo una gran mancha carmesí de sangre. Con la caída, se desplomaron los cascabeles que días antes le entregó la chica que era igual a Kana. El peliblanco de la guadaña abrió los ojos como platos al descubrir esos objetos cantarines tan familiares, los recogió y apretó en su mano contra el pecho. Entonces, respondiendo a la pregunta de la chica que hizo antes de morir, exclamó:

-Yo soy la sentencia final que, arrepintiéndose de su propio existir, os liberaré de esa existencia que se os ha dado de forma injusta, aquí presente está Edelier Andrews Gray.


Le temps est compté en arrière
et une larme est répandu
Qui est propriétaire?
Je vais raconter l'histoire
la prochaine fois que nous rencontrons
dans ce cauchemar douce.

lunes, 18 de octubre de 2010

Kurotenshi: Death Through Edge~Cap.4

"Poco a poco, el destino se teje como la telaraña de la tarántula, hilo tras hilo se tejen los sucesos que te marcaran durante el resto de tu vida. Sin embargo, nadie cuenta con que esa tela puede ser cortada por manos ajenas, un sistema para destruir a la araña. Dos mariposas del color zafiro, desprendiendo pureza vuelan descuidadamente al rededor de la laboriosa y traicionera red sin apenas notarlo. Son inconscientes a que una negra tarántula les vigila desde las sombras de su hogar."

-Onii-chan, onii-chan, quiero jugar a la pelota onii-chan.

-Me gastarás el nombre, si quieres jugar coges el balón y te pones a botarla contra la pared hasta que te golpees en la cabeza, pierdas el sentido y dejes de darme la lata.

"El gemelo mayor, de cabello blanco y ojos violetas miró a su hermano mientras hacía pucheros. Su aspecto era delicado y frágil, se asimilaba más a un muñeco que a un chico y su rostro lleno de inocencia, felicidad y amabilidad sonsacarían una sonrisa al mismo diablo. Sin embargo, el gemelo menor era mucho más oscuro. Del mismo cabello de hilos de luna con unos bellos ojos turquesa claro y piel delicada y blanca, siempre mantenía un semblante serio, no sonreía ni mostraba una señal de alegría. Parecía el contrario de aquel chiquillo inocente y a la vez eran tan parecidos. El mayor le cogió la mano y lo llevó consigo para buscar su pelota en casa."

-Onii-chan, vamos a buscar mi balón verde, quiero jugar con mi balón verde.-dijo mientras tiraba de su hermano aún haciendo pucheros.

-Lo que tú digas, solo espero que el viejo gruñón no nos diga nada por jugar con la pelota...

-No deberías llamar así a papá... se enfadará mucho y te puede dar una bofetada...

"El miedo que su padre le infundía era tal que el peliblanco de ojos violetas comenzó a temblar y abrazó con fuerza a su gemelo, temiendo que le reprimieran por decir cosas así. El menor correspondió a su abrazo para calmarlo, consiguiendo que unas pequeñas lágrimas se asomasen por su rostro. En aquel momento, una figura se acercaba a los pequeños preparándoles una de las peores sentencias a la que jamás los hubieran condenado..."

Evidence four~Four misterious shadows

Aquella noche, el joven de cabello negro y ojos morados no se podía creer en lo que su vida se acababa de convertir.

-¡Oye tú, maldito conejo! ¡Búscate tu toalla y deja la mía!

Desde que aquel individuo de cabello blanco nieve y ojos violetas que se hacía llamar Deletier -o como lo habían apodado, "usagi", cuyo significado era conejo- se había cruzado en su camino, todo su mundo parecía haber perdido el sentido de la cordura. No se separaba de él ni un segundo hasta el punto de verse obligado a bañarse con él en baños públicos, resultaba demasiado incómodo. Al salir de allí, aún por encima de verse obligado a bañarse juntos, tuvo que pagarle la cena.

-¡Esto es el colmo! No solo me tengo que bañar con un conejo pervertido, sino que encima tengo que pagarle la cena, más te vale no pedir de más.-refunfuñó el pelinegro.

-Tampoco es para tanto, Kie-kun.-replicó con su típico tono tranquilo y despreocupado.-Además, te ayudaré a pagar parte de la cena.

Una linda camarera se acercó a los muchachos con su bandeja y su libretita preparada para atenderles. Alegremente, les preguntó el pedido. El pelinegro, que respondía al nombre de Kie, solamente pidió un vaso de agua pues no tenía hambre, sin embargo, Deletier hizo caso omiso a lo antes dicho por su compañero.

-Yo quiero un plato de ramen tamaño familiar, sopa de miso con guarnición de arroz, filete de ternera con verduras y arroz, gambas fritas, una ración de gyozas y de postre unos dangos. ¡Ah si! Y de beber un poco de vodka, por favor.

Tanto la camarera como Kie se quedaron con los ojos abiertos como platos, ¿¡cómo alguien tan delgado como él podía tragarse semejante comilona a esas horas de la noche!? La pobre chica tuvo que ir y venir con todo lo que el conejo pervertido, como así lo llamaba su compañero, había pedido. Y la comida se fue igual de rápido que vino, se tragó todos los platos de comida en menos de lo que canta un gallo.

-Te atragantarás si comes tanto y tan rápido...

-Que rico estaba todo, que pena que ya no me quepa más nada.

-¡Y gracias al cielo! ¡No se que haría si te llegase a entrar más comida!-exclamó histérico el joven de ojos morados.-No entiendo como puedes comer tanto, definitivamente no eres un ser humano.

-Necesito recuperar más energía que una persona normal y corriente, por eso duermo y como más.-hizo una pausa para tomarse su vodka casi de un trago y siguió hablando.-Quizás debería explicarte la razón por la cual estoy aquí y porque te escogí a ti como "compañero".

Durante unos segundos se hizo el silencio y Kie simplemente asintió con la cabeza. Deletier sirvió más vodka sobre su vaso ya que la camarera había dejado allí la botella y le sirvió un poco al pelinegro, aunque este no tocó su vaso. El albino tomó un sorbo del licor y empezó a explicar con gran seriedad.

-Hace un tiempo, en los cielos empezaron a llegar humanos sin alas y que ni siquiera habían muerto. Al parecer todos habían entrado en un estado comatoso y por eso podían subir igualmente aunque en el fondo siguiesen "vivos". Sin embargo... una de estas personas se dedicó a experimentar con las leyes que regían el lugar y consiguió crear "duplicaciones" de ciertos ángeles en el mundo humano.

-¿Duplicaciones? ¿Te refieres a clones o algo así, como en las pelis de ciencia ficción?-preguntó Kie mientras ladeaba la cabeza.

-No exactamente, más bien son... doppelgängers.-el silencio se hizo y lo tradujo como que no sabía que era aquel término.-Los doppelgänger son como un doble de una persona que comparten parte de un alma, concretamente la mitad. Una vez que la raiz y su doppelgänger se encuentran, uno de los dos debe morir.

~Los monstruos no lloran, las mariposas no vuelan~

Una mirada perdida en la nada "observaba" entre las sombras como la joven Kana caminaba de camino a su escuela. Estaba sentada sobre las piernas de un joven de cabello blanco y ojos turquesa claro, ambos vestían ropas negras como la noche y estaban sentados en el mango de una enorme guadaña casi de forma inexplicable. El chico le acarició el cabello azul a la niña a la que pertenecían aquellos ojos vacíos y miró con tristeza como la humana de cabello negro entraba al recinto.

-¿El viento echa de menos a la muñeca de porcelana?-preguntó la niña mientras clavaba su mirada en el muchacho.

-El viento soplará fuerte para encontrar a la muñeca antes de que el tiempo sea devorado por el fuego. Tendré que convertirme en monstruo para arrancarle las alas a una mariposa más...

-El viento no es un monstruo.-la pequeña hinchó los mofletes al decir esto, intentando animar a su compañero.-Los monstruos no pueden llorar, el viento si.

-Gracias, Anastasia...

La abrazó con fuerza como si fuera su hermana pequeña y la dejó en la superficie del tejado. La guadaña desapareció en forma de plumas negras que volaron a lo largo del oscuro cielo que se cernía sobre la escuela. El albino se colocó sobre la sombra de la niña y, como si esta lo tragase, desapareció, dejándola sola ante aquella perspectiva vertiginosa.

En aquel momento, los sentidos de Deletier se agudizaron y algo en su cabeza le dijo que todo estaba por empezar.

-¿Qué ocurre?-le preguntó su compañero.

-Tenemos que irnos.-dijo sin más, dejando un montón de billetes sobre la mesa del restaurante y agarrándole la mano para sacarle a todo correr del local.

Corrieron hasta llegar a una calle poco iluminada y solitaria, donde el único ruido era el maullar de un gato negro que observaba desde el muro que separaba una casa de la calle. Se paró en seco al llegar a una zona con poca iluminación, calculando desde donde había más sombra. Caminó hasta colocarse sobre la sombra de Kie y desapareció como si fuera absorto por ella.

-¿¡Pero qué...!?

Una mano salió de la sombra y lo tiró hacia ella, haciendo que le pasara lo mismo que al albino. El chico cerró los ojos con fuerza esperando sentir el golpe, pero no hubo dolor. Abrió los ojos y se encontraba en otra calle, distinta a la anterior. Miró a los lados en busca del usagi, pero no lo vio por ninguna parte. Decidió caminar un poco a ver que se encontraba, a lo mejor se escondía solo por darle un susto. Al final de la calle estaban las puertas de una escuela y una pequeña niña de cabello azul y un vestido negro caminaba descalza hacia el recinto escolar, con un bote de cristal en mano. Sin embargo, pudo percibir que no era alguien normal. Su sombra... era enorme y para la cantidad de luz que había aquello no era posible. Encima, su forma... se asemejaba a un chico cargando un arma alargada que se curvaba al llegar al extremo, como si quisiera cortar el alma de la pequeña.

Una vez la niña entró, él se escondió tras las puertas para observar que ocurría. Dentro había una chica de unos 16 años, de cabello negro adornado con una diadema y ojos verde azulado. Miró a la pequeña extrañada y se acercó para ver si se había perdido, pero esta no dijo nada, solo rio de forma escalofriante con voz demasiado grave para su edad, luego, con tono maduro le sentenció:

-Los espejos se romperán... y ahora te toca a tí, mariposa reflejada, que rompan tus alas para que el reflejo termine.

Le temps est compté en arrière
et une larme est répandu
Qui est propriétaire?
Je vais raconter l'histoire
la prochaine fois que nous rencontrons
dans ce cauchemar douce.

martes, 12 de octubre de 2010

Kurotenshi: Death Trough Edge~Cap.3

"En esta ciudad que nunca duerme, donde la gente pasa sin siquiera mirar al de su lado o lo que sucede en el mundo que le rodea, existe otra ciudad con otras personas que han sido olvidadas ya. Sucumbieron a la inexistencia y ahora son pasto del vacío, ya que ni las piedras, el viento o el mismo Dios se acuerda de ellas. Existimos por mero placer del destino, por aquel azar que nos juntó aquí para rememorar viejas hazañas que ya nadie podrá escuchar. ¡Ya ni siquiera aquellos llamados Dioses nos quieren recordar!"

-Esa historia nadie te la creerá...-dijo la pequeña niña de cabellos rojizos y ojos del color de la flor de cerezo.

El joven vagabundo sonrió con ternura ante aquel inocente comentario de la pequeña, alzó la cabeza un poco para mirarla de frente a través de aquellos cabellos blancos y le respondió de forma cálida y calmada.

-La historia no tiene porque creerse, solamente debe perdurar en los corazones. Por mucho que no creas en el lobo de la caperucita...-su voz tomó un tono más melancólico y oscuro-... siempre resultará terrorífico en nuestros recuerdos, en nuestra memoria.

Al decir aquella última palabra se llevó el dedo índice a la sien y volvió a sonreír de aquella forma que hacía que la confianza se depositase en él con la facilidad con la que la depositas en un conocido desde la infancia. La pequeña niña ladeó la cabeza y pronto se dibujó en su rostro una expresión de curiosidad.

-¿Qué es ese libro que tienes ahí?

-Esto, joven niña, es lo único que me une al mundo de los que recuerdan...

Y acarició el lomo de cuero negro de aquel fino libro en el que podían leerse en letras doradas "Ángel Negro".

Misery Three~Three fingers in your way

Miyuri y Kana no se habían separado en toda la tarde, después de tantos años sin verse ambos echaban de menos sus largas conversaciones sin sentido que a la gente podrían parecerles extrañas. Kana cogió la mano de su recién llegado amigo y lo llevó a dar vueltas por toda la ciudad, sin dejar de mostrarle cosas curiosas cada vez que las veía. El joven japonés, al no entender ni pizca de alemán, cada vez que quería leer algún letrero o simplemente saber que ponía en los carteles se mordía la lengua.

-Parece que el alemán no es lo tuyo, Miyu-kun.-bromeó Kana intentando aguantarse una pequeña risa pero sin conseguirlo.

-No es mi culpa, sabes que los idiomas no son mi fuerte, soy más hombre de guerras y enfrentamientos de la antigüedad que de lenguas y tiempos modernos.-dijo aún con la lengua roja de tanto mordérsela.

-Lo que tú digas señor feudal, voy a comprar un par de batidos y vuelvo ahora ¿oki?-le guiñó el ojo y ni siquiera le dio tiempo al chico para responderle.

Se rascó la cabeza y dio un par de vueltas en círculo, no muy decidido a hacer algo mientras la esperaba. Los segundos pasaban lentamente para él a causa del aburrimiento, al final optó por lanzar una piedrecilla al aire y patearla cuando tocara el suelo pero entre tanto golpe acabó por darle a una chica de cabello negro que se encontraba de espaldas. Se acercó para disculparse con ella pero entonces recordó su torpe alemán, por lo que decidió hablarle en inglés.

-Excuse me, are you ok?-se disculpó con un penoso acento japonés marcado en cada palabra que destrozaba al pronunciarla en inglés.

La chica se giró y el rostro de Miyuri mostró la más grandes de las sorpresas: aquella chica era casi igual a Kana, la forma de sus ojos, de sus labios, de su rostro... todos esos rasgos eran iguales a los de Kana, en lo único en que se podrían diferenciar era en el peinado y en el color de los ojos, ya que esta chica los tenía azules oscuros. La chica llevaba el pelo hasta los hombros y esparcidos por parte de la cara, vestía un precioso vestido blanco y negro que recordaban a las famosas Gothic Lolita de las calles de Japón y tenía unas francesitas adornadas con una rosa negra en la punta. Se acercó a Miyuri con paso lento y le cogió el rostro con sus frías y blancas manos cubiertas con unos guantes negros de finos hilos que dejaban ver las manos en su interior y dibujaban pequeñas flores. El japonés no entendía la reacción de aquella misteriosa persona que ahora le cogía del rostro y lo miraba a los ojos con una mirada llena de ternura y tristeza. Se apartó de él y sacó unos cascabeles que los depositó en la mano del confundido Miyuri, ladeando la cabeza y sonriendo de forma melancólica.

-Por favor, guarda estos cascabeles sin que nadie los vea y entrégaselos a aquel que se hace llamar Shinigami y porta la hoz sentenciadora. Aquel ser de cabellos de hilos de luz de luna y ojos que reflejan el sufrimiento. Por favor, entrégaselos a él y solo a él.

Tras decir aquellas extrañas palabras, salió corriendo entre la multitud para perderse en la lejanía. Justamente, en ese momento, llegaba su amiga con un par de batidos para tomárselos juntos, uno en cada mano. Por algún extraño motivo que no comprendía, el joven de cabello grisáceo guardó el cascabel en su bolsillo y tomó aquel regalo de bienvenida que le ofrecía su vieja amiga sin decirle nada de lo ocurrido.

En otro lugar, una pelea se estaba llevando a cabo en las profundidades más oscuras de la ciudad. Sin embargo, el ganador ya estaba decidido. Un joven de cabello negro y ojos morados yacía inmóvil en el suelo sobre un gran charco de aquel líquido carmesí que parecía provenir de su hombro mal herido. Sus atacantes rieron mientras pateaban el cuerpo magullado del pelinegro y se marchaban tranquilamente, como si aquello ya no les importase en absoluto. De pronto, el silencio reinó completamente en el ambiente a la vez que unos diminutos y finos copos de nieve caían sobre el cuerpo del pelinegro.

Sin embargo, aquel silencio se vio roto por unos pasos tranquilos que se detuvieron hasta llegar al charco. Los ojos morados del exhausto joven se encontraron con unos tristes y fríos ojos violetas, solo por un momento durante el cual el peliblanco de ojos violetas dibujó una media sonrisa en los labios del herido. Se agachó con cuidado de no teñir de rojo sus ropas blancas y miró detenidamente la herida del hombro de aquel que se encontraba delante suyo, no parecía tener buena pinta.

-¿Qué ocurre? ¿Acaso hay algo interesante allí o es que te da morbo?-dijo el pelinegro siendo bastante borde al pronunciar cada palabra.

-La ayuda nunca debería ser rechazada por más fuerte que intentes parecer.-respondió cortante el peliblanco con una voz fría y seca, dejando claro que no se dejaría vacilar.

-Si has venido a darme más paliza adelante, pero si solo estas aquí para sermonear lárgate. Ya he perdido, no he conseguido ser más fuerte como quería...

-Yo puedo hacer que tengas una segunda oportunidad de ser fuerte.

Aquellas palabras del peliblanco hicieron que el chico abriera como platos sus ojos morados, una segunda oportunidad para al fin ser fuerte, esa propuesta tan tentadora ¿debía rechazarla? Sin embargo, desde las profundidades de su corazón algo lo incitó a aceptar las palabras que aquel extraño de blanco le ofrecía.

-¿En serio? ¿Me harías más fuerte?-preguntó, muy sorprendido todavía ante tal propuesta.-¿Cómo piensas hacerme más fuerte?

-Te haré fuerte, ya lo verás, pero primero necesito que hagas un contrato conmigo. Pero aviso: no es un contrato físico, esto va más allá de la vida y la muerte, una vez lo haces ya no hay vuelta atrás.-sus ojos parecieron resplandecer con un tono rojizo al mencionar las palabras "vida" y "muerte".

Se lo pensó por unos segundos, parecía algo muy arriesgado.

-Haré ese contrato contigo.-sentenció finalmente el herido mientras intentaba levantarse pero no lo conseguía.

El extraño de blanco se acercó bastante al pelinegro hasta tener los cuerpos lo suficientemente cerca como para notar el calor que desprendía el otro, el chico no pudo evitar ruborizarse ante la cercanía. Cuando iba a depositar un suave beso sobre su frente algo hizo que resbalase y acabara dándole un beso en los labios, aquello provocó que ambos se pusieran más rojos que el carmesí de la sangre que comenzó a retornar de forma casi increíble a la herida. Lo apartó casi de forma brusca y lo miró con una mezcla de enfado y vergüenza, ¿cómo era posible que acabara dándole un beso a otro chico solo por ser más fuerte? ¡Aquello carecía de lógica alguna!

-¿¡Pero que...!? ¡Pervertido!-exclamó con el rostro completamente rojo el pelinegro.

-Ha sido un accidente, el suelo está resbaladizo. Además, el contrato ya está listo para cerrarse.-replicó el peliblanco, señalando la herida que se cicatrizaba.

Al curarse la herida una extraña marca apareció en el hombro del joven, era una imitación de las costuras de un muñeco cuando se le rompía algún miembro. A pesar de ser una simple marca, el chico notó que su brazo no se sentía como el mismo de siempre, se notaba completamente diferente, era como si desprendiese un calor distinto al que solía emitir su propio cuerpo. Fue entonces cuando el extraño peliblanco soltó sus últimas palabras:

-Nuestros brazos han sido intercambiados, a partir de ahora si quieres ser más fuerte deberás elegir uno de tres caminos.-a medida que iba hablando señalizaba con los dedos cada opción.-1.Quedarte conmigo y hacerme caso. 2.Seguir con tu vida pero teniéndo que soportarme sin hacerme caso y no avanzando nada y 3.Perderme de vista y que todas tus oportunidades se vayan al garete.

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sábado, 9 de octubre de 2010

Pausa para presentarse debidamente xD

Bueno, como vereis, mi fic ya ta cogiendo carrerilla y ya llevamos dos milagrosos capitulazos (yay!), va siendo hora de que sepais el aspecto de los personajes que han salido hasta ahora. Empezamos con nuestra querida Kana.



Kana: owo ala que primer plano tan chulo me habeis sacado.

Oye tú, no te cueles que la que presenta soy yo e.e... Bueno, Kana es una chica de cabello negro y ojos de color azul verdoso, de estatura media y no muy delgada. En el capítulo 2 se menciona que Miyuri la diferencia por tener un pecho medio o casi tirando a poco y las caderas anchas.

Kana: es que Miyu-kun es un pervertido por fijarse en esos detalles -w-U es el típico hombre que distingue a las mujeres por sus caderas, da mucho miedo.

Miyuri: llevo aquí poquísimo tiempo y ya me has destrozado la reputación... ;w;

Kana: lo siento, tenía que decirlo en algún momento uwu todas tienen que estar informadas sobre un sujeto pervertido que se dedica a mirar traseros.

Miyuri: ¡oye! ¡miro caderas pero no traseros! T0T No es lo mismo una cosa que la otra.

Sujeto peliblanco al que llamaré X: no es lo mismo, es como decir que no es lo mismo la punta de un pináculo que la punta de un pino en el culo.

Kana: ¿y tú quién eres? Ò0Ó ¿Eres acaso un acosador bisexual y pervertido violador?

X: ¬ ¬'''... soy un personaje misterioso al que todavía no conoceis porque no han revelado mi identidad por puro misterio... *una ráfaga de viento le revuelve sus cabellos peliblancos dándole un aire misterioso y a la vez de cool*

Miyuri: ... fantasma -w-U...

X: ¡FANTASMA TU TÍO! *le lanza una guadaña a la cabeza*

Miyuri: O____O|||||| ....

Ejem... -w-U estaría bien que me dejaseis seguir presentándoos debidamente... Bueno, ahora le toca a Miyuri ser presentado.

Miyuri: ¡yay! ^0^


Es un chico de cabello grisáceo y ojos color miel, de estatura media y delgado. Suele llevar gafas y tiene la manía de imitar a personajes de animes, mangas o series de TV para que la gente adivine quienes son a modo de gracia.

Miyuri: tienes razón u0u ese es mi hobby kufufufufu...

Kana: ¡ahora eres Mukuro Rokudo!

Miyuri: acertaste ^0^ creo que tendré que empezar a ponerlos más difíciles porque siempre los averiguas todos.

Kana: es que yo soy Dios y lo sé todo -w-.

X: ¬ ¬ aquí el único que es Dios s-*alguien le tapa la boca*

Nada de soltar spoilers o vais derechitos a la calle ¬3¬ y sin cenar que conste.

X: a mi con tal de que me pagues mi sueldo por actuar en los capítulos me llega y me sobra.

Anastasia: ¿por que quieres un sueldo?

X: porque quiero mi dinero.

Anastasia: ¿por que quieres tu dinero?

X: porque quiero gastarlo en mis cosas.

Anastasia: ¿por que quieres gastarlo en tus cosas?

X: porque para algo trabajo y para algo me pagan.

Anastasia: ¿por que trabajas y por que te pagan?

X: porque si trabajo me tienen que dar algo a cambio y me dan dinero, con ese dinero compro lo que quiero y mi trabajo se ve recompensado.

Anastasia: ¿por que...?

Kana: ¡DEJAD YA LOS PORQUEEEEEEEEES! >O< ¡es estresanteeeeeeeee!

Bueno, como aquí la gente se va por las ramas, yo seguiré con lo mío. Anastasia es propiedad de Virgi, es una chiquilla de cabello azul y ojos morados que viste de negro completamente y va descalza. Es bajita y muy delgada, solo tiene 11 años.

Kana: si en el fondo es una niña muy mona *v*

Miyuri: me das miedo, pareces una secuestradora de críos o.o'''....

Anastasia: pronto el tiempo hará que los seres desaparezcan como la ceniza que cae por las manos... y el fuego los consumirá... *risa siniestra*

Kana: ¡que miedoooooo! ;O; *se sube encima de Miyuri*

Miyuri: que alguien llame al exorcista O.OU...

X: ¬ ¬|||... cobardes.

Bueno, ya va siendo hora de despedir esto que se está alargando más de la cuenta xDDDDD.

X: oye que ni siquiera me has presentado a mí e.e

Kana: nos vemos en el próximo capítulo ^0^

Miyuri: no os olvideis de comentar o nuestra narradora nos pegará con su bate de pinchos y sed nyappys ^w^

X: ... como pasais de mi...

matta neeeeeeee ^0^

*después de que todos se marchen, un foco ilumina a otro individuo misterioso peliblanco pero que viste de blanco y que llamaré Usagi, haciendo circulitos en el suelo*

Usagi: ni siquiera... se han preguntado por mí... a esto se le llama marginar por ser usagi... TTATT