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lunes, 18 de octubre de 2010

Kurotenshi: Death Through Edge~Cap.4

"Poco a poco, el destino se teje como la telaraña de la tarántula, hilo tras hilo se tejen los sucesos que te marcaran durante el resto de tu vida. Sin embargo, nadie cuenta con que esa tela puede ser cortada por manos ajenas, un sistema para destruir a la araña. Dos mariposas del color zafiro, desprendiendo pureza vuelan descuidadamente al rededor de la laboriosa y traicionera red sin apenas notarlo. Son inconscientes a que una negra tarántula les vigila desde las sombras de su hogar."

-Onii-chan, onii-chan, quiero jugar a la pelota onii-chan.

-Me gastarás el nombre, si quieres jugar coges el balón y te pones a botarla contra la pared hasta que te golpees en la cabeza, pierdas el sentido y dejes de darme la lata.

"El gemelo mayor, de cabello blanco y ojos violetas miró a su hermano mientras hacía pucheros. Su aspecto era delicado y frágil, se asimilaba más a un muñeco que a un chico y su rostro lleno de inocencia, felicidad y amabilidad sonsacarían una sonrisa al mismo diablo. Sin embargo, el gemelo menor era mucho más oscuro. Del mismo cabello de hilos de luna con unos bellos ojos turquesa claro y piel delicada y blanca, siempre mantenía un semblante serio, no sonreía ni mostraba una señal de alegría. Parecía el contrario de aquel chiquillo inocente y a la vez eran tan parecidos. El mayor le cogió la mano y lo llevó consigo para buscar su pelota en casa."

-Onii-chan, vamos a buscar mi balón verde, quiero jugar con mi balón verde.-dijo mientras tiraba de su hermano aún haciendo pucheros.

-Lo que tú digas, solo espero que el viejo gruñón no nos diga nada por jugar con la pelota...

-No deberías llamar así a papá... se enfadará mucho y te puede dar una bofetada...

"El miedo que su padre le infundía era tal que el peliblanco de ojos violetas comenzó a temblar y abrazó con fuerza a su gemelo, temiendo que le reprimieran por decir cosas así. El menor correspondió a su abrazo para calmarlo, consiguiendo que unas pequeñas lágrimas se asomasen por su rostro. En aquel momento, una figura se acercaba a los pequeños preparándoles una de las peores sentencias a la que jamás los hubieran condenado..."

Evidence four~Four misterious shadows

Aquella noche, el joven de cabello negro y ojos morados no se podía creer en lo que su vida se acababa de convertir.

-¡Oye tú, maldito conejo! ¡Búscate tu toalla y deja la mía!

Desde que aquel individuo de cabello blanco nieve y ojos violetas que se hacía llamar Deletier -o como lo habían apodado, "usagi", cuyo significado era conejo- se había cruzado en su camino, todo su mundo parecía haber perdido el sentido de la cordura. No se separaba de él ni un segundo hasta el punto de verse obligado a bañarse con él en baños públicos, resultaba demasiado incómodo. Al salir de allí, aún por encima de verse obligado a bañarse juntos, tuvo que pagarle la cena.

-¡Esto es el colmo! No solo me tengo que bañar con un conejo pervertido, sino que encima tengo que pagarle la cena, más te vale no pedir de más.-refunfuñó el pelinegro.

-Tampoco es para tanto, Kie-kun.-replicó con su típico tono tranquilo y despreocupado.-Además, te ayudaré a pagar parte de la cena.

Una linda camarera se acercó a los muchachos con su bandeja y su libretita preparada para atenderles. Alegremente, les preguntó el pedido. El pelinegro, que respondía al nombre de Kie, solamente pidió un vaso de agua pues no tenía hambre, sin embargo, Deletier hizo caso omiso a lo antes dicho por su compañero.

-Yo quiero un plato de ramen tamaño familiar, sopa de miso con guarnición de arroz, filete de ternera con verduras y arroz, gambas fritas, una ración de gyozas y de postre unos dangos. ¡Ah si! Y de beber un poco de vodka, por favor.

Tanto la camarera como Kie se quedaron con los ojos abiertos como platos, ¿¡cómo alguien tan delgado como él podía tragarse semejante comilona a esas horas de la noche!? La pobre chica tuvo que ir y venir con todo lo que el conejo pervertido, como así lo llamaba su compañero, había pedido. Y la comida se fue igual de rápido que vino, se tragó todos los platos de comida en menos de lo que canta un gallo.

-Te atragantarás si comes tanto y tan rápido...

-Que rico estaba todo, que pena que ya no me quepa más nada.

-¡Y gracias al cielo! ¡No se que haría si te llegase a entrar más comida!-exclamó histérico el joven de ojos morados.-No entiendo como puedes comer tanto, definitivamente no eres un ser humano.

-Necesito recuperar más energía que una persona normal y corriente, por eso duermo y como más.-hizo una pausa para tomarse su vodka casi de un trago y siguió hablando.-Quizás debería explicarte la razón por la cual estoy aquí y porque te escogí a ti como "compañero".

Durante unos segundos se hizo el silencio y Kie simplemente asintió con la cabeza. Deletier sirvió más vodka sobre su vaso ya que la camarera había dejado allí la botella y le sirvió un poco al pelinegro, aunque este no tocó su vaso. El albino tomó un sorbo del licor y empezó a explicar con gran seriedad.

-Hace un tiempo, en los cielos empezaron a llegar humanos sin alas y que ni siquiera habían muerto. Al parecer todos habían entrado en un estado comatoso y por eso podían subir igualmente aunque en el fondo siguiesen "vivos". Sin embargo... una de estas personas se dedicó a experimentar con las leyes que regían el lugar y consiguió crear "duplicaciones" de ciertos ángeles en el mundo humano.

-¿Duplicaciones? ¿Te refieres a clones o algo así, como en las pelis de ciencia ficción?-preguntó Kie mientras ladeaba la cabeza.

-No exactamente, más bien son... doppelgängers.-el silencio se hizo y lo tradujo como que no sabía que era aquel término.-Los doppelgänger son como un doble de una persona que comparten parte de un alma, concretamente la mitad. Una vez que la raiz y su doppelgänger se encuentran, uno de los dos debe morir.

~Los monstruos no lloran, las mariposas no vuelan~

Una mirada perdida en la nada "observaba" entre las sombras como la joven Kana caminaba de camino a su escuela. Estaba sentada sobre las piernas de un joven de cabello blanco y ojos turquesa claro, ambos vestían ropas negras como la noche y estaban sentados en el mango de una enorme guadaña casi de forma inexplicable. El chico le acarició el cabello azul a la niña a la que pertenecían aquellos ojos vacíos y miró con tristeza como la humana de cabello negro entraba al recinto.

-¿El viento echa de menos a la muñeca de porcelana?-preguntó la niña mientras clavaba su mirada en el muchacho.

-El viento soplará fuerte para encontrar a la muñeca antes de que el tiempo sea devorado por el fuego. Tendré que convertirme en monstruo para arrancarle las alas a una mariposa más...

-El viento no es un monstruo.-la pequeña hinchó los mofletes al decir esto, intentando animar a su compañero.-Los monstruos no pueden llorar, el viento si.

-Gracias, Anastasia...

La abrazó con fuerza como si fuera su hermana pequeña y la dejó en la superficie del tejado. La guadaña desapareció en forma de plumas negras que volaron a lo largo del oscuro cielo que se cernía sobre la escuela. El albino se colocó sobre la sombra de la niña y, como si esta lo tragase, desapareció, dejándola sola ante aquella perspectiva vertiginosa.

En aquel momento, los sentidos de Deletier se agudizaron y algo en su cabeza le dijo que todo estaba por empezar.

-¿Qué ocurre?-le preguntó su compañero.

-Tenemos que irnos.-dijo sin más, dejando un montón de billetes sobre la mesa del restaurante y agarrándole la mano para sacarle a todo correr del local.

Corrieron hasta llegar a una calle poco iluminada y solitaria, donde el único ruido era el maullar de un gato negro que observaba desde el muro que separaba una casa de la calle. Se paró en seco al llegar a una zona con poca iluminación, calculando desde donde había más sombra. Caminó hasta colocarse sobre la sombra de Kie y desapareció como si fuera absorto por ella.

-¿¡Pero qué...!?

Una mano salió de la sombra y lo tiró hacia ella, haciendo que le pasara lo mismo que al albino. El chico cerró los ojos con fuerza esperando sentir el golpe, pero no hubo dolor. Abrió los ojos y se encontraba en otra calle, distinta a la anterior. Miró a los lados en busca del usagi, pero no lo vio por ninguna parte. Decidió caminar un poco a ver que se encontraba, a lo mejor se escondía solo por darle un susto. Al final de la calle estaban las puertas de una escuela y una pequeña niña de cabello azul y un vestido negro caminaba descalza hacia el recinto escolar, con un bote de cristal en mano. Sin embargo, pudo percibir que no era alguien normal. Su sombra... era enorme y para la cantidad de luz que había aquello no era posible. Encima, su forma... se asemejaba a un chico cargando un arma alargada que se curvaba al llegar al extremo, como si quisiera cortar el alma de la pequeña.

Una vez la niña entró, él se escondió tras las puertas para observar que ocurría. Dentro había una chica de unos 16 años, de cabello negro adornado con una diadema y ojos verde azulado. Miró a la pequeña extrañada y se acercó para ver si se había perdido, pero esta no dijo nada, solo rio de forma escalofriante con voz demasiado grave para su edad, luego, con tono maduro le sentenció:

-Los espejos se romperán... y ahora te toca a tí, mariposa reflejada, que rompan tus alas para que el reflejo termine.

Le temps est compté en arrière
et une larme est répandu
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la prochaine fois que nous rencontrons
dans ce cauchemar douce.

martes, 12 de octubre de 2010

Kurotenshi: Death Trough Edge~Cap.3

"En esta ciudad que nunca duerme, donde la gente pasa sin siquiera mirar al de su lado o lo que sucede en el mundo que le rodea, existe otra ciudad con otras personas que han sido olvidadas ya. Sucumbieron a la inexistencia y ahora son pasto del vacío, ya que ni las piedras, el viento o el mismo Dios se acuerda de ellas. Existimos por mero placer del destino, por aquel azar que nos juntó aquí para rememorar viejas hazañas que ya nadie podrá escuchar. ¡Ya ni siquiera aquellos llamados Dioses nos quieren recordar!"

-Esa historia nadie te la creerá...-dijo la pequeña niña de cabellos rojizos y ojos del color de la flor de cerezo.

El joven vagabundo sonrió con ternura ante aquel inocente comentario de la pequeña, alzó la cabeza un poco para mirarla de frente a través de aquellos cabellos blancos y le respondió de forma cálida y calmada.

-La historia no tiene porque creerse, solamente debe perdurar en los corazones. Por mucho que no creas en el lobo de la caperucita...-su voz tomó un tono más melancólico y oscuro-... siempre resultará terrorífico en nuestros recuerdos, en nuestra memoria.

Al decir aquella última palabra se llevó el dedo índice a la sien y volvió a sonreír de aquella forma que hacía que la confianza se depositase en él con la facilidad con la que la depositas en un conocido desde la infancia. La pequeña niña ladeó la cabeza y pronto se dibujó en su rostro una expresión de curiosidad.

-¿Qué es ese libro que tienes ahí?

-Esto, joven niña, es lo único que me une al mundo de los que recuerdan...

Y acarició el lomo de cuero negro de aquel fino libro en el que podían leerse en letras doradas "Ángel Negro".

Misery Three~Three fingers in your way

Miyuri y Kana no se habían separado en toda la tarde, después de tantos años sin verse ambos echaban de menos sus largas conversaciones sin sentido que a la gente podrían parecerles extrañas. Kana cogió la mano de su recién llegado amigo y lo llevó a dar vueltas por toda la ciudad, sin dejar de mostrarle cosas curiosas cada vez que las veía. El joven japonés, al no entender ni pizca de alemán, cada vez que quería leer algún letrero o simplemente saber que ponía en los carteles se mordía la lengua.

-Parece que el alemán no es lo tuyo, Miyu-kun.-bromeó Kana intentando aguantarse una pequeña risa pero sin conseguirlo.

-No es mi culpa, sabes que los idiomas no son mi fuerte, soy más hombre de guerras y enfrentamientos de la antigüedad que de lenguas y tiempos modernos.-dijo aún con la lengua roja de tanto mordérsela.

-Lo que tú digas señor feudal, voy a comprar un par de batidos y vuelvo ahora ¿oki?-le guiñó el ojo y ni siquiera le dio tiempo al chico para responderle.

Se rascó la cabeza y dio un par de vueltas en círculo, no muy decidido a hacer algo mientras la esperaba. Los segundos pasaban lentamente para él a causa del aburrimiento, al final optó por lanzar una piedrecilla al aire y patearla cuando tocara el suelo pero entre tanto golpe acabó por darle a una chica de cabello negro que se encontraba de espaldas. Se acercó para disculparse con ella pero entonces recordó su torpe alemán, por lo que decidió hablarle en inglés.

-Excuse me, are you ok?-se disculpó con un penoso acento japonés marcado en cada palabra que destrozaba al pronunciarla en inglés.

La chica se giró y el rostro de Miyuri mostró la más grandes de las sorpresas: aquella chica era casi igual a Kana, la forma de sus ojos, de sus labios, de su rostro... todos esos rasgos eran iguales a los de Kana, en lo único en que se podrían diferenciar era en el peinado y en el color de los ojos, ya que esta chica los tenía azules oscuros. La chica llevaba el pelo hasta los hombros y esparcidos por parte de la cara, vestía un precioso vestido blanco y negro que recordaban a las famosas Gothic Lolita de las calles de Japón y tenía unas francesitas adornadas con una rosa negra en la punta. Se acercó a Miyuri con paso lento y le cogió el rostro con sus frías y blancas manos cubiertas con unos guantes negros de finos hilos que dejaban ver las manos en su interior y dibujaban pequeñas flores. El japonés no entendía la reacción de aquella misteriosa persona que ahora le cogía del rostro y lo miraba a los ojos con una mirada llena de ternura y tristeza. Se apartó de él y sacó unos cascabeles que los depositó en la mano del confundido Miyuri, ladeando la cabeza y sonriendo de forma melancólica.

-Por favor, guarda estos cascabeles sin que nadie los vea y entrégaselos a aquel que se hace llamar Shinigami y porta la hoz sentenciadora. Aquel ser de cabellos de hilos de luz de luna y ojos que reflejan el sufrimiento. Por favor, entrégaselos a él y solo a él.

Tras decir aquellas extrañas palabras, salió corriendo entre la multitud para perderse en la lejanía. Justamente, en ese momento, llegaba su amiga con un par de batidos para tomárselos juntos, uno en cada mano. Por algún extraño motivo que no comprendía, el joven de cabello grisáceo guardó el cascabel en su bolsillo y tomó aquel regalo de bienvenida que le ofrecía su vieja amiga sin decirle nada de lo ocurrido.

En otro lugar, una pelea se estaba llevando a cabo en las profundidades más oscuras de la ciudad. Sin embargo, el ganador ya estaba decidido. Un joven de cabello negro y ojos morados yacía inmóvil en el suelo sobre un gran charco de aquel líquido carmesí que parecía provenir de su hombro mal herido. Sus atacantes rieron mientras pateaban el cuerpo magullado del pelinegro y se marchaban tranquilamente, como si aquello ya no les importase en absoluto. De pronto, el silencio reinó completamente en el ambiente a la vez que unos diminutos y finos copos de nieve caían sobre el cuerpo del pelinegro.

Sin embargo, aquel silencio se vio roto por unos pasos tranquilos que se detuvieron hasta llegar al charco. Los ojos morados del exhausto joven se encontraron con unos tristes y fríos ojos violetas, solo por un momento durante el cual el peliblanco de ojos violetas dibujó una media sonrisa en los labios del herido. Se agachó con cuidado de no teñir de rojo sus ropas blancas y miró detenidamente la herida del hombro de aquel que se encontraba delante suyo, no parecía tener buena pinta.

-¿Qué ocurre? ¿Acaso hay algo interesante allí o es que te da morbo?-dijo el pelinegro siendo bastante borde al pronunciar cada palabra.

-La ayuda nunca debería ser rechazada por más fuerte que intentes parecer.-respondió cortante el peliblanco con una voz fría y seca, dejando claro que no se dejaría vacilar.

-Si has venido a darme más paliza adelante, pero si solo estas aquí para sermonear lárgate. Ya he perdido, no he conseguido ser más fuerte como quería...

-Yo puedo hacer que tengas una segunda oportunidad de ser fuerte.

Aquellas palabras del peliblanco hicieron que el chico abriera como platos sus ojos morados, una segunda oportunidad para al fin ser fuerte, esa propuesta tan tentadora ¿debía rechazarla? Sin embargo, desde las profundidades de su corazón algo lo incitó a aceptar las palabras que aquel extraño de blanco le ofrecía.

-¿En serio? ¿Me harías más fuerte?-preguntó, muy sorprendido todavía ante tal propuesta.-¿Cómo piensas hacerme más fuerte?

-Te haré fuerte, ya lo verás, pero primero necesito que hagas un contrato conmigo. Pero aviso: no es un contrato físico, esto va más allá de la vida y la muerte, una vez lo haces ya no hay vuelta atrás.-sus ojos parecieron resplandecer con un tono rojizo al mencionar las palabras "vida" y "muerte".

Se lo pensó por unos segundos, parecía algo muy arriesgado.

-Haré ese contrato contigo.-sentenció finalmente el herido mientras intentaba levantarse pero no lo conseguía.

El extraño de blanco se acercó bastante al pelinegro hasta tener los cuerpos lo suficientemente cerca como para notar el calor que desprendía el otro, el chico no pudo evitar ruborizarse ante la cercanía. Cuando iba a depositar un suave beso sobre su frente algo hizo que resbalase y acabara dándole un beso en los labios, aquello provocó que ambos se pusieran más rojos que el carmesí de la sangre que comenzó a retornar de forma casi increíble a la herida. Lo apartó casi de forma brusca y lo miró con una mezcla de enfado y vergüenza, ¿cómo era posible que acabara dándole un beso a otro chico solo por ser más fuerte? ¡Aquello carecía de lógica alguna!

-¿¡Pero que...!? ¡Pervertido!-exclamó con el rostro completamente rojo el pelinegro.

-Ha sido un accidente, el suelo está resbaladizo. Además, el contrato ya está listo para cerrarse.-replicó el peliblanco, señalando la herida que se cicatrizaba.

Al curarse la herida una extraña marca apareció en el hombro del joven, era una imitación de las costuras de un muñeco cuando se le rompía algún miembro. A pesar de ser una simple marca, el chico notó que su brazo no se sentía como el mismo de siempre, se notaba completamente diferente, era como si desprendiese un calor distinto al que solía emitir su propio cuerpo. Fue entonces cuando el extraño peliblanco soltó sus últimas palabras:

-Nuestros brazos han sido intercambiados, a partir de ahora si quieres ser más fuerte deberás elegir uno de tres caminos.-a medida que iba hablando señalizaba con los dedos cada opción.-1.Quedarte conmigo y hacerme caso. 2.Seguir con tu vida pero teniéndo que soportarme sin hacerme caso y no avanzando nada y 3.Perderme de vista y que todas tus oportunidades se vayan al garete.

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sábado, 9 de octubre de 2010

Pausa para presentarse debidamente xD

Bueno, como vereis, mi fic ya ta cogiendo carrerilla y ya llevamos dos milagrosos capitulazos (yay!), va siendo hora de que sepais el aspecto de los personajes que han salido hasta ahora. Empezamos con nuestra querida Kana.



Kana: owo ala que primer plano tan chulo me habeis sacado.

Oye tú, no te cueles que la que presenta soy yo e.e... Bueno, Kana es una chica de cabello negro y ojos de color azul verdoso, de estatura media y no muy delgada. En el capítulo 2 se menciona que Miyuri la diferencia por tener un pecho medio o casi tirando a poco y las caderas anchas.

Kana: es que Miyu-kun es un pervertido por fijarse en esos detalles -w-U es el típico hombre que distingue a las mujeres por sus caderas, da mucho miedo.

Miyuri: llevo aquí poquísimo tiempo y ya me has destrozado la reputación... ;w;

Kana: lo siento, tenía que decirlo en algún momento uwu todas tienen que estar informadas sobre un sujeto pervertido que se dedica a mirar traseros.

Miyuri: ¡oye! ¡miro caderas pero no traseros! T0T No es lo mismo una cosa que la otra.

Sujeto peliblanco al que llamaré X: no es lo mismo, es como decir que no es lo mismo la punta de un pináculo que la punta de un pino en el culo.

Kana: ¿y tú quién eres? Ò0Ó ¿Eres acaso un acosador bisexual y pervertido violador?

X: ¬ ¬'''... soy un personaje misterioso al que todavía no conoceis porque no han revelado mi identidad por puro misterio... *una ráfaga de viento le revuelve sus cabellos peliblancos dándole un aire misterioso y a la vez de cool*

Miyuri: ... fantasma -w-U...

X: ¡FANTASMA TU TÍO! *le lanza una guadaña a la cabeza*

Miyuri: O____O|||||| ....

Ejem... -w-U estaría bien que me dejaseis seguir presentándoos debidamente... Bueno, ahora le toca a Miyuri ser presentado.

Miyuri: ¡yay! ^0^


Es un chico de cabello grisáceo y ojos color miel, de estatura media y delgado. Suele llevar gafas y tiene la manía de imitar a personajes de animes, mangas o series de TV para que la gente adivine quienes son a modo de gracia.

Miyuri: tienes razón u0u ese es mi hobby kufufufufu...

Kana: ¡ahora eres Mukuro Rokudo!

Miyuri: acertaste ^0^ creo que tendré que empezar a ponerlos más difíciles porque siempre los averiguas todos.

Kana: es que yo soy Dios y lo sé todo -w-.

X: ¬ ¬ aquí el único que es Dios s-*alguien le tapa la boca*

Nada de soltar spoilers o vais derechitos a la calle ¬3¬ y sin cenar que conste.

X: a mi con tal de que me pagues mi sueldo por actuar en los capítulos me llega y me sobra.

Anastasia: ¿por que quieres un sueldo?

X: porque quiero mi dinero.

Anastasia: ¿por que quieres tu dinero?

X: porque quiero gastarlo en mis cosas.

Anastasia: ¿por que quieres gastarlo en tus cosas?

X: porque para algo trabajo y para algo me pagan.

Anastasia: ¿por que trabajas y por que te pagan?

X: porque si trabajo me tienen que dar algo a cambio y me dan dinero, con ese dinero compro lo que quiero y mi trabajo se ve recompensado.

Anastasia: ¿por que...?

Kana: ¡DEJAD YA LOS PORQUEEEEEEEEES! >O< ¡es estresanteeeeeeeee!

Bueno, como aquí la gente se va por las ramas, yo seguiré con lo mío. Anastasia es propiedad de Virgi, es una chiquilla de cabello azul y ojos morados que viste de negro completamente y va descalza. Es bajita y muy delgada, solo tiene 11 años.

Kana: si en el fondo es una niña muy mona *v*

Miyuri: me das miedo, pareces una secuestradora de críos o.o'''....

Anastasia: pronto el tiempo hará que los seres desaparezcan como la ceniza que cae por las manos... y el fuego los consumirá... *risa siniestra*

Kana: ¡que miedoooooo! ;O; *se sube encima de Miyuri*

Miyuri: que alguien llame al exorcista O.OU...

X: ¬ ¬|||... cobardes.

Bueno, ya va siendo hora de despedir esto que se está alargando más de la cuenta xDDDDD.

X: oye que ni siquiera me has presentado a mí e.e

Kana: nos vemos en el próximo capítulo ^0^

Miyuri: no os olvideis de comentar o nuestra narradora nos pegará con su bate de pinchos y sed nyappys ^w^

X: ... como pasais de mi...

matta neeeeeeee ^0^

*después de que todos se marchen, un foco ilumina a otro individuo misterioso peliblanco pero que viste de blanco y que llamaré Usagi, haciendo circulitos en el suelo*

Usagi: ni siquiera... se han preguntado por mí... a esto se le llama marginar por ser usagi... TTATT

martes, 5 de octubre de 2010

Kurotenshi: Death Throug Edge~Cap.2

Alguna vez he deseado estar vivo, alguna vez he deseado estar muerto, pero ambas opciones son inalcanzables para mí. Ambas son lo mismo, ambas serán sinónimo de soledad para mí. Sin embargo, siempre habrá algo que me retenga a este mundo. A pesar de que lo que solía atarme a este cruel mundo desapareció... Este maldito destino que me ha tocado me separa de todo lo que quiero, ¿qué puedo hacer? No me quedaré quieto, mirando como corre el tiempo y la soledad me sigue perturbando, lucharé contra aquello que me aprisiona en esta cruel tortura.

Hace tiempo creí soñar que mi vida era un sueño, que era una mariposa que podía escapar de la prisión en la que me encerraron unas manos crueles y así podía volar libremente, pero todo fue un sueño. Un triste y bello sueño que desaparece como la arena que el viento se lleva. Grano a grano se la va llevando, igual que cada segundo se reduce el tiempo en que mi sueño siga engatusándome con esa falsa felicidad que tanto añoro. Quiero volver a aquellos tiempos en que la felicidad era para mí algo corriente y no simplemente una ilusión.

Aquella falsa felicidad, este solitario conejo blanco y la muerte que me acompaña.

Day Two~Two Sad Dolls

Sintió un roce suave y frío en su mejilla cálida, creía que era un sueño pero sin embargo resultaba tan real que la hizo despertarse sobresaltada, no encontró a nadie a su lado.

A aquellas horas la escuela estaba sumida en un profundo silencio, era tan oscura y fría que daba la sensación de estar en un lugar abandonado, donde sus únicos habitantes eran las almas errantes de la noche. La joven de cabello negro se quedó mirando quince minutos hacia el tejado de su habitación, como si aún sintiera una presencia a su alrededor. Fue entonces cuando la divisó, una pequeña, hermosa y melancólica mariposa negra iluminada por las pocas luces que provenían de la calle, justo allí, en su cuarto. Esta revoloteó hasta posarse en la ventana y quedarse allí pegada como si se tratara de una pegatina, Kana se levantó, se puso una bata y la atrapó entre sus manos. Con paso calmado, salió al pasillo en dirección al exterior y cuando llegó a la entrada de la escuela-internado en la que residía abrió las manos.

-Venga, vuela.-dijo con una leve sonrisa melancólica.

La mariposa, en vez de salir volando se quedó en la mano de la chica, que se quedó mirándola mientras sonreía durante unos minutos hasta que por fin el insecto decidió marcharse. Se disponía a volver a su habitación cuando oyó un ruido que la sobresaltó, miró hacia los lados con temor de que alguna profesora la hubiese visto pero no vio a ninguna. Volvió a oír el mismo sonido, eran pisadas. Distinguió a lo lejos una sombra, sin saber como su cuerpo pareció moverse por sí mismo, obligándola a seguir a aquel individuo misterioso. Salió a la calle aún en pijama, hacía frío y el suelo estaba húmedo, por lo visto había llovido no hace mucho y aún estaba mojado.

Cada vez más la sombra se adentraba en calles más vacías y oscuras, haciendo que el temor se despertara en el interior de Kana. Pronto no tardaron en llegar a un callejón sin salida, iluminado por una única farola que mostró a un individuo de estatura media de cabellos blancos como la nieve y que vestía con un largo abrigo blanco y unos pantalones del mismo color. Se dio la vuelta y descubrió a un joven de rostro angelical, con unos melancólicos y a la vez inocentes ojos violetas, tenía un aspecto delicado que lo hacía casi tan hermoso como un ángel a los ojos de la joven. Además, había algo en él que le resultaba muy familiar a Kana.

-¿Miyuri...?

~Un conejo perdido~

El joven peliblanco se quedó mirándola durante un par de segundos con rostro confuso y ladeó la cabeza en señal de no entender nada. Kana se acercó a él para tocar su rostro y saber si era de verdad, la gran duda de que fuera tan similar a su querido amigo Miyuri le corroía por dentro y deseaba deshacerse de ella cuanto antes pero sin embargo el chico de ojos violetas retrocedió como si le atemorizase el contacto de la mano de la chica. Se sorprendió ante esta reacción, ¿por que haría eso?

-¿Me tienes miedo o algo así?

-No me gusta que los desconocidos violen mi espacio personal, es algo común entre los seres humanos.-dijo con un tono serio y formal el misterioso chico de blanco.

-Vale, vale, lo siento.-se disculpó algo avergonzada.-Aunque eso de "violar" suena muy mal...

Por un momento, pensamientos extraños pasaron por la mente de Kana y no pudo reprimir un leve grito histérico, no quería que la tomasen por una malpensada o por una pervertida. Se revolvió el pelo en un ataque de histeria para luego sentir que la mirada del peliblanco se clavaba sobre ella.

-Etto... no es lo que parece....

-Es muy común que los adolescentes piensen cosas sucias con palabras como "violar" debido al efecto de las hormonas en esta etapa.-dijo este con una voz seria y solemne.

-¡Tampoco hace falta que me hables como el narrador de un documental!

Hizo una pausa para tomar aire, miró hacia un lado para frotarse los ojos y cuando giró la vista de nuevo hacia el individuo, este había desaparecido. No entendía como pudo haberse marchado tan rápido, aquello fue demasiado extraño. Por alguna extraña razón aquello le había recordado a Alicia en el País de las Maravillas, cuando la pequeña niña perseguía a un conejo blanco.

~Welcome to Wonderblack~

Ya había llegado el día, ese gran día que el joven de cabello color ceniza y ojos color miel había estado esperando. Por fin podría volver a ver a su mejor amiga Kana, después de años y años sin verla a través de las fotos que esta le mandaba por correo y alguna que otra vez de videos que colgaba en la famosa página de Youtube. Estaba ansioso por pisar el suelo Alemán, no cabía dentro de sí de lo ansioso que estaba, se había preparado especialmente para aquel momento y había estado pensando durante días lo primero que le diría a su amiga. Sin embargo, tenía cierto temor de que se le olvidase lo que iba a decirle por los nervios pero prefirió no preocuparse demasiado por ello.

Rebuscó en su mochila que llevaba como equipaje de mano y se dispuso a entrar en los lavabos, llevaba un buen rato esperando para poder entrar, quería dejar atrás su vida "normal" lo máximo posible. Cuando salió, parecía una persona distinta: reemplazó su vestimenta algo formal y de chico bueno y aplicado por una camiseta negra que ponía en letras rojas q semejaban estar rajadas y escritas con sangre "Heaven isn't the true death, it's the biggest lie in this world" con una camiseta de rejilla por debajo, unos pantalones de cuadros rojos y negros y unas botas de plataforma muy alta con hebillas y cadenas que asimilaban algo pesadas. Había revuelto de tal forma sus cabellos de color grisáceo que quedasen dispersos y algunos le tapasen un poco su ojo izquierdo y se había cambiado las típicas gafas finas y de metal por unas con una calaverita de adorno.

La gente le miraba de forma extraña pero a él le daba totalmente igual, se sentó tranquilamente sobre su asiento y volvió a guardar su antigua ropa en la mochila. Aquella "identidad" pronto cedería a la destrucción del fuego, quedaría reducida a cenizas y daría por finalizada su "falsa felicidad". Se puso sus cascos y escuchó a todo volumen una canción de System of a Down, "Toxicity", mientras contemplaba como el mundo se empequeñecía bajo sus pies.

Cuando llegó al aeropuerto la gente entraba y venía de forma frenética, casi pensó que se lo llevarían por delante a la mínima que se despistase. Durante una fracción de segundo, un chico vestido completamente de negro con un gorro de lana del mismo color se chocó contra él, provocando una sensación similar a como si se congelase el tiempo. Pudo oír como una frase salía de los labios del desconocido pero no consiguió entenderla, cuando quiso darse cuenta, ya se había marchado. Miró a su alrededor pero no lo volvió a ver, resultaba tan extraño. Pero no hay nada malo que por bien no venga, divisó a lo lejos la figura de su amiga que estaba de espaldas. Su silueta para él era tan fácil de reconocer, era el tipo de persona que, según Kana, "es capaz de reconocer a las mujeres por sus caderas". Esas caderas anchas y ese pecho tan pequeño, obviamente si iban asociados al típico cabello corto y negro con la diadema que le caracterizaba, eso era un gran sinónimo de Kana. Iba vestida con una camisa blanca y una falda de cuadros verdes y negros, con unas medias de rejillas y unos zapatos verdes con plataforma. El japonés se acercó disimuladamente hacia ella y le tocó el hombro, haciendo que esta murmurase un "¿uhm?".

-Death!-exclamó levemente mientras guiñaba un ojo y hacia un gesto con las manos.

-Eres Grell Sutcliff.-respondió ella con una gran sonrisa.-¡Me alegro tanto de volver a verte, Miyu-kun!

Y saltó a abrazar a su viejo amigo con fuerza, que correspondió a su abrazo algo sonrojado. De pronto, el joven japonés comenzó a sentir como su hombro se humedecía lentamente y comprobó que el rostro de la chica estaba allí apoyado, acarició sus cabellos negros con una sonrisa amable mientras le susurraba con calidez.

-Ya estoy aquí, Kana.

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sábado, 2 de octubre de 2010

Kurotenshi: Death Throug Edge~Cap.1

¿Cuán terrorífica puede resultar mi llegada?

No aviso, soy eterna e injusta, sentenciadora que no atiende a razones y que no distingue entre ricos y pobres, buenos y malos o blancos y negros. Nadie escapa a mi sentencia, nadie.

Mi nombre es la muerte, mi mano es la hoz del fin y mis palabras son las vidas que acaban y que han quedado atrás una vez he aparecido. Sin embargo... ¿existe algo tras la muerte? El descanso eterno no es más que un bello cuento de hadas para los temerosos e inocentes, para que las tiernas mentes de los niños no sean corrompidas con historias de terror sobre algo incierto.

Solamente desearía que esta soledad que me acompaña no fuese tan dura, cada noche se clava fríamente en mi pecho como un duro puñal de hielo. La muerte no debería sentirse tan sola... es tan fría y solitaria... ¿De qué sirven los sentimientos en un momento así? Con estas palabras se despide Edelier Andrews Gray, solitario Shinigami, el frío asesino llamado "The Crying Bloody Moon".

Night One~One Black God

Aquella noche, Sharon había muerto por culpa de una extraña enfermedad.

Kana estuvo todo el funeral con la mirada clavada en sus zapatos negros y en el frío suelo de piedra de la iglesia, agarraba con fuerza su crucifijo dorado y tragaba saliva cada dos por tres para no enmudecer cuando la gente empezara a darle su sentido pésame por perder a su mejor amiga. Durante toda la mañana, personas ajenas a la escuela empezaron a entrar y salir solo para dejar un par de flores en honor a la joven Sharon. Aquello a Kana le pareció estúpido, ya estaba muerta al fin y al cabo, no podría ver las flores.

Se sentó en un banco una vez hubo acabado el funeral y las compañeras hubieran derramado todas sus falsas lágrimas. Kana sabía perfectamente que por dentro se desbordaban de alegría por su muerte ya que suspenderían las clases dos días gracias a la muerte de la joven. No pudo sentir más que asco ante esa conducta, eran tan... despreciables. Se acomodó la falda negra y estiró un poco sus medias de encaje, luego jugueteó con unas piedrecillas del suelo moviéndose como si fuera un alma en pena o como si su cuerpo fuese movido por la inercia.

-Pobre chica, tan joven y el destino ya se la llevó. Buenas noches, Sharon Abelard...-dijo una voz masculina que la hizo sobresaltarse.

Se giró rápidamente para ver de quien se trataba pero no vio a nadie, la fría brisa invernal le revolvió sus cabellos negro azulado, haciendo que algunos se cruzaran por su pálido rostro y le molestaran. Se lo agarró en una coleta con el lazo negro que llevaba al cuello y se levantó, volviéndose a acomodar la falda y dándole la espalda al cementerio donde a partir de ahora descansaría su amiga. Sin embargo, no se percató de que una figura se alzaba imponente desde la torre del campanario de la iglesia y la observaba fijamente desde las sombras.

~Los muertos no pueden llorar~

-Kana ha iniciado sesión-

Kana: hola Miyu-kun

Miyuri: hola Kana-chan, ¿cómo estas?

Kana: no muy bien, Sharon-chan, la chica que te presenté hace tiempo, ha muerto anoche. Hoy ha sido su funeral y la gente no ha dejado de hacer tonterías, también creo que empiezo a volverme loca.

Miyuri: ara~ cuantas cosas, siento mucho lo de Sharon D: seguro que ahora estarás muy mal, ojalá pudiera acompañarte en este momento. ¿Y por que crees que te estas volviendo loca?

Kana: juraría haber oído la voz de alguien después del funeral, cuando estaba sentada sola en un banco, pero lo extraño es que no había nadie a mis espaldas.

Miyuri: eso es muy raro, seguramente sean imaginaciones tuyas Kana, deberías descansar. Creo que la muerte de tu amiga te está afectando demasiado, en serio.

Kana: tienes razón... ¡Ah! Se me olvidaba, ¿al final vendrás a visitarme en navidades?

Miyuri: claro que si, lo prometido es deuda ¿no? Vas a tenerme como una lapa a tu lado de nuevo, Kanatan. Ahora, descansa ¿vale? Oyasuminasai!~

Kana: oyasumi Miyu-kun...

-Kana ha cerrado sesión-

La joven de cabello negro apagó su portátil y cerró la tapa con delicadeza, después se recostó en el respaldar de la silla de su escritorio mientras daba un suspiro y miraba al techo como si buscara una respuesta a su pregunta: ¿qué era lo que tendría que sentir? Su interior se revolvía sin alguna dirección a la que apegarse, no sabía que emoción debería tener. Entonces, recordó que durante todo el día no había derramado ni una sola lágrima por la muerte de su amiga, ni siquiera había demostrado una cuarta parte de la tristeza que creía encontrar en su interior.

-Perdóname, Sharon...menuda amiga te ha tocado...

Una mareada de lágrimas brotó de los ojos de la joven sin poder evitarlo.

Mientras tanto, alguien descansaba en el tejado de la escuela de Kana, que era ajena a todo ello. Contemplaba el oscuro cielo que amenazaba con llover, esperando volver a ver la luna que se ocultaba tras unas densas nubes negras. Se recostó como si se tratara de una tumbona y cerró los ojos, buscando el consuelo de un sueño reparador. Sus cabellos blancos se esparcían por toda la superficie y por su pálido rostro, tan blanco como la nieve y tan delicada como la seda. Un frío tacto en su mejilla lo despertó, algo confuso, se trataba de una pequeña niña de cabello azul y oscuros ojos morados perdidos en un profundo dolor.

-Te aburres aquí, ¿verdad?-dijo el joven revolviéndole el cabello a la pequeña que simplemente lo miró fijamente.

-Eres un vago, te duermes en mitad del trabajo y después cargas con las culpas al tiempo, ¿qué te hizo el tiempo?

-Oye... que el tiempo no es una persona.-le respondió el peliblanco con una gota de sudor al estilo anime.

Se levantó y volvió a mirar al cielo, la luna volvía a verse. Metió las manos en los bolsillos y se quedó embobado por un par de minutos mientras una brisa fría le removía los cabellos. La niña, que en aquel momento sujetaba un bolso negro enorme, sacó de este un bote que contenía una preciosa mariposa negra, que transmitía una sensación de melancolía solo con verla. La sacó del interior y la dejó volar libremente por la escuela, como si fuese un alma libre que quería volver a recorrer su hogar cuando una vez estuvo viva.

-Esa mariposa... parece que llora.-dijo, con un tono frío la pequeña mientras volvía a meter el bote en el bolso y miraba inexpresiva las vistas desde el tejado.

-No llora, pequeña Anastasia, los muertos no pueden llorar.

~Las coincidencias no existen~

Miyuri se encontraba contemplando la ciudad que lo había visto nacer y que para él había carecido de sentido alguno cuando el teléfono sonó, corrió para atender pero su padre lo había cogido antes. Bueno, aquel hombre nunca había sido su padre, aún seguía llamándolo por su apellido solo para molestarlo, a pesar de haberse casado con su madre. Sí, era su padrastro, aquel hombre nunca fue, ni será, su padre. Volvió a su habitación y cerró la puerta tras de sí, apoyando la espalda en esta y dejándose caer al suelo. Se revolvió sus cabellos del color de la ceniza y se quitó las gafas para rascarse uno de los ojos. No pudo evitar escuchar parte de la conversación que mantenía aquel hombre con la persona tras la llamada.

-Que sí, que sí Mieko-chan, te prometó que después de esta semana te daré lo que me pides, solo tienes que esperar. Solo deja que me ocupe de ciertos asuntillos y ya tendrás lo que quieres...

Mieko... aquel nombre ya lo había oido antes, esa maldita bastarda. Sabía desde hace tiempo que aquel hombre le gustaba mucho salir con otras mujeres y había intentado avisar a su madre de ello, pero ella nunca le creyó, aquel hombre la había hipnotizado con un amor hueco y vacío. Por lo visto, tenían planeado quitarle gran parte del dinero que les quedaba a él y a su madre para largarse de vacaciones a Europa, saber todo eso y que su madre fuera tan idiota como para seguir amándolo no hacía más que avivar las ganas de largarse con su amiga Kana a Alemania. Desde que esta se había ido, la ciudad, su casa, sus compañeros, su familia, todo había perdido sentido para el joven Miyuri.

Se levantó y contempló el calendario, donde había señalado un día en rojo, el día en que se iba. Justamente, ese día su padrastro se reuniría con Mieko y le compraría aquello que tanto le pedía. Precisamente ese día, Miyuri sería por primera vez feliz y a la vez egoísta. Las coincidencias no existían para él, todo ya estaba planeado, él perfectamente sabía que su vacío corazón sería capaz de dejar atrás a su madre y sentirse contento solamente en aquella fecha planificada.

Le temps est compté en arrière
et une larme est répandu
Qui est propriétaire?
Je vais raconter l'histoire
la prochaine fois que nous rencontrons
dans ce cauchemar douce

viernes, 1 de octubre de 2010

First Project! owo

Bueno, hoy dejaré la ficha sobre el primer proyecto que tengo pensado desarrollar en este blog -w- y espero que sea de su agrado.

Título: Kurotenshi: Death Through Edge

Género: romance, comedia, sobrenatural, fantasía, drama, horror, suspense.

Capítulos: no lo sé todavía, calculo unos 7.

Argumento: el mundo es más complejo de lo que percibimos, una manera proemática y compleja nos controla entre las sombras, siendo ajenos a ello. En un prestigioso colegio católico de una pequeña ciudad Alemana, la estudiante de intercambio Kana Hatsume descubre un curioso hecho tras la muerte de su mejor amiga: esta se había encontrado con una persona igual a ella antes de morir. Mientras tanto, Miyuri decide ir a visitar a su amiga de la infancia Kana-chan pero al llegar se encuentra con una misteriosa joven de cabello negro y profundos ojos azules que le ruega que guarde unos cascabeles con la condición de no mostrárselos a nadie. Todo esto lleva a Kana y a Miyuri a involucrarse en una serie de extraños sucesos relacionados con la aparición de un misterioso sujeto de negro, cabello plateado como la luna y ojos que reflejan un gran dolor, un sujeto que se hace llamar a si mismo Shinigami y que guarda cierto parecido con Miyuri.

Pues eso es todo por ahora, mañana si puedo (o cuando pueda) empiezo a subir este fic que será corto. Aquí os dejo una ima que modifiqué con photoshop y que encontré por internet <3.

Matta ne!!